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ÁLEX CLAVERO | Humorista, guionista y actor

"Veo más odio en las redes sociales que en la calle; la gente es más feliz fuera"

"Ahora en internet todo el mundo quiere ser humorista y aspira a dar el pelotazo, pero lo difícil, luego, es mantenerse en el oficio"

El humorista Álex Clavero.

Al actor, humorista y guionista Álex Clavero (Valladolid, 1981) el apabullante mundo de las redes sociales se le queda un poco grande porque, dice, abundan los "modernitos". Para explicar su problema con la tecnología ha creado el espectáculo "#Mimadreestrendingtopic", que ha agotado ya las entradas de los escenarios de Madrid y Valencia. Estará en Gijón el próximo 1 de julio, en el Palacio de Congresos, gracias al festival Metrópoli.

- Son ya unos cuantos años sobre las tablas. ¿De dónde salen tantas musas?

-A estas alturas del año a las musas las tengo ya muy reventadas, pobres. Pero de alguna forma u otra siguen apareciendo de vez en cuando. No sé explicar cómo ni por qué. ¡Y que no falten nunca!

- ¿Ser humorista es un oficio difícil para pagar las facturas?

-Yo tardé unos cuantos años en poder vivir de esto, pero no sé si existe una norma. Yo en realidad creo que es difícil vivir de cualquier cosa, que cualquier trabajo se puede complicar y que tardas un tiempo en estabilizarte, pero en esto del artisteo entran otros factores y la suerte se vuelve algo fundamental. Lo duro luego, eso sí, es mantenerse.

- ¿Y por qué escogió dedicarse a esto?

-No me podía mantener con ninguna otra cosa pero tampoco lo escogí: la situación me atropelló. Yo iba contando historias en bares de aquí para allá porque me molaba, claro, pero también porque me insistían mucho mis colegas. Poco a poco la cosa fue creciendo, me salían más trabajos y al final me centré en esto. Pero hasta que no lo tuve bastante encauzado no solté mis otros proyectos laborales por lo que decíamos antes: porque no es fácil ni común vivir de esto.

- En el Metrópoli hablará de su madre y las redes sociales.

-Va un poco del cambio de papeles que tuvimos. Cuando llegaron todas estas nuevas tecnologías mi madre de repente se volvió una mujer muy moderna y yo en un carca, porque me saturan. Aprovecho esta historia para criticar un poco todo lo modernito, el postureo, esas cosas. Para conocer cómo evoluciona la historia, eso sí, tendréis que ir a verme a Gijón.

- ¿Entonces su madre no es de esas que se desconciertan mucho tratando de usar Facebook, por ejemplo?

-Sí, sí, claro que se desconcierta, pero es que le encanta estar desconcertada con esos chismes. Le flipan.

- ¿Dará respuesta al gran misterio de por qué las madres tardan tanto en escribir un Whatsapp?

-(Ríe). Pues en parte. El porqué definitivo no lo doy, no voy a mentir, pero sí que doy algunas teorías bastante factibles.

- ¿Estamos demasiado enganchados a las redes sociales?

-Yo creo que sí. A mí las redes me agobian un poco y veo a mucha gente obsesionada. Miden su reloj de felicidad con la difusión que tengan en ellas. Se han olvidado del tú a tú y del contacto físico. Sonará muy cursi, pero a mí lo de las redes no me parecería mal si hubiese un poco más de amor y no se utilizasen para cosas feísimas como criticar, insultar, hacer política...

- Para artistas de su palo, no obstante, las redes pueden ayudarles a dar el pelotazo.

-Ya, pero, ¿sabes cuál es el problema? Que ahora todo el mundo quiere dar el pelotazo. Todos van a por el "Me gusta", a por el viral, a por el clic. Te dediques a lo que te dediques, en las redes sociales todo el mundo quiere ser humorista. Parece que estoy dando un mitin ahora mismo, no es mi intención. (Ríe). Pero de verdad creo que se están perdiendo los valores.

- Me refería más bien a un tema de difusión cultural.

-Sí, sí, como difusión las redes sociales por supuesto que funcionan. Yo lo que critico es cómo se suelen utilizar y eso es lo que yo digo en el espectáculo. Son útiles, pero el problema es el odio. Creo que veo menos odio en la calle que en las redes sociales, que la gente es más feliz fuera de las pantallas.

- ¿Tiene algún consejo para humoristas en ciernes?

-Pues que estudien.

- ¿En serio?

-(Ríe). No sé, es que ese comentario me recuerda mucho a mi padre. Fue esa generación de padres que insistían todo el rato en que te sacases una carrera con salidas. ¡Y no había salidas para nada! Querían que acabases en el paro igualmente pero con más dignidad. Hablando en serio, yo no creo que sirva para dar consejos, pero sí que les diría que lo peleen mucho y que se lo pasen bien.

- ¿Nos despedimos con el mejor peor chiste de su repertorio?

-Claro, pero pon que no es mío. Es ese que dice que va un esqueleto al médico y el médico le dice: tendría que haber venido usted antes...

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