Cada vez que ocurre un determinado acontecimiento meteorológico digno de un titular en los medios de comunicación, sea una tormenta devastadora, un tiempo anómalamente cálido o frío, una grave sequía, etc., surge la misma cuestión: ¿es debido al cambio climático?La inevitable pregunta formulada por el periodista, al calor de los tiempos que corren de cambio e incertidumbre, incluyendo el propio cambio climático, se convierte en poco menos que una pesadilla para el especialista, por repetida y por la dificultad de ser respondida de un modo simple y creíble para el ciudadano.

De entrada, hay que recordar que no todo es cambio climático, que la gran mayoría de esos mismos episodios de tiempo severo se han dado innumerables veces en el pasado, sin que entonces se hablara de cambio climático. Y, a continuación, hay que afirmar que el cambio climático está ya entre nosotros, es real.

Calentamiento global

En efecto, el calentamiento global, como manifestación más visible del cambio climático, es inequívoco. Así se afirma en el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (por sus siglas, IPCC), de 2014, auspiciado por Naciones Unidas, que es como la biblia del cambio climático.

Desde 1880 hasta 2012 la temperatura media global del aire en superficie ha aumentado en 0,85ºC. Este incremento no parece gran cosa, pero a nivel global y anualmente resulta muy significativo.

En la cuenca del Mediterráneo, a la que pertenece climáticamente gran parte de España, el aumento ha sido algo superior, de 1ºC.

Algunos de los hechos más destacados consecuencia del calentamiento global son el retroceso casi generalizado de los glaciares y del hielo marino del Ártico, y la subida del nivel del mar.

En Internet el lector puede encontrar numerosas imágenes de glaciares de hace unas décadas y de ahora. La comparación muestra prácticamente siempre una merma del hielo muy notable. Sobre la disminución del hielo del Ártico, dentro de muy pocas décadas quedará, a finales del verano boreal, una ruta libre de él para la navegación comercial por las proximidades del polo Norte.

El nivel del mar

En cuanto al ascenso del nivel marino, se estima en la actualidad en 3 mm por año, que en un siglo supondría un palmo y medio. Se debe no solo a la fusión del hielo continental, sino también a la expansión térmica del agua cuando aumenta su temperatura. El efecto en las costas bajas y en los espacios insulares es claramente negativo, con aumento de la erosión y pérdida de playas, la salinización de los acuíferos litorales y una mayor afección del frente marítimo durante los temporales de mar.

El calentamiento global y los efectos derivados explicados se refieren al clima, concepto cuya concreción exige largos períodos de observaciones, sea de la temperatura, la lluvia, etc.

Entonces ¿qué puede decirse, en relación al cambio climático, sobre la ocurrencia de un episodio meteorológico destacable por su intensidad o su rareza o incluso de una temporada con un tiempo anómalo o extremo? Por ejemplo, ¿la lluviosa y fría primavera vivida en España en este 2018 tiene que ver con el cambio climático? ¿y si hubiera sido seca y cálida?

Desde la ciencia y el rigor es muy difícil establecer una relación causa-efecto entre el cambio climático y un aguacero torrencial, una ola de calor, una larga sequía o cualquier otro riesgo meteorológico. Esto es así porque el tiempo y sus elementos son intrínsecamente variables en el tiempo y el espacio.

De forma normal de vez en cuando aparece un año o una primavera particularmente fría o cálida, lluviosa o seca. El clima es como una colección de tiempos meteorológicos, muchos de ellos normales o próximos a su media -y así suele definirse el clima, como un promedio de tiempos-, pero algunos alejados de ella, extremos. Siempre ha sido así y lo seguirá siendo en el futuro.

Solo la repetición anómala de un determinado tiempo raro, el aumento claro de la frecuencia de un episodio extremo o la continuada tendencia al alza o a la baja de los valores de una variable climática pueden vincularse al cambio climático.

Por ejemplo, esto es lo que ha ocurrido con la temperatura global, que desde la segunda mitad de los años 70 del siglo XX ha ido aumentando de forma nítida, y ha dado lugar a que todos los años más cálidos desde que existen registros instrumentales suficientes se hayan concentrado en el siglo XXI, excepto 1998.

Es lo que se ha venido en llamar el calentamiento global. En este caso, los test estadísticos permiten determinar si una tendencia es verdaderamente significativa, es decir, no fruto de la propia variabilidad del elemento climático.

En resumen, no todo es cambio climático -como decíamos al comienzo-, no hay que asombrarse por el hecho de que el ´tiempo esté loco´, frase que surge en cualquier conversación breve de ascensor, porque siempre lo estuvo. Sin embargo, no tenemos dudas en la ciencia del clima de que este está mudando y, además, por nuestra causa.

Javier Martín Vide, Catedrático de Geografía Física, Universitat de Barcelona

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.