Las opiniones en internet importan cada vez más a los dueños de bares y restaurantes. Tanto que hasta algunos responden con gracia a las críticas que reciben en la web (te contamos hace días la respuesta de una hostelera gijonesa a los comensales que criticaban su “lentitud” a la hora de sacar platos) mientras que otros lo dejan pasar. En este segundo grupo, en el de los que siguen “a su bola” sin dar importancia a quienes les dan una mala puntuación, se sitúa un local de Cantabria que es famoso por ser el peor valorado de España. En la web más utilizada para dejar puntuaciones 987 clientes le han dado la puntuación más baja: la de “pésimo”, sólo cinco clientes lo han valorado como “muy bueno”. Y, a pesar de todo, la gente sigue entrando. Y dejando opiniones como esta.

“Una coca cola 3,10 euros. No vuelvo ni gratis”, asegura un cliente que dice sentirse “engañado”. “Esta tarde mi marido ha llevado a mi hija al aseo mientras yo hacía la compra en la tienda de al lado y al salir del aseo pidió un agua en la barra, por hacer gasto ya que hizo uso del servicio. Se la dieron en la barra sin vaso y le cobraron 1,60 euros, lo cual le pareció súper caro. Mientras esperaba que yo saliera de la tienda se sentó en la terraza y la señorita que estaba en el bar le dijo que aún le tendría que haber cobrado más ya que se sentó”, añade la novia de otro cliente. Lo cierto es que las quejas por el precio se repiten. Otra clienta exhibe una factura en la que le cobran 2,30 euros por un café solo.

“Es una pena y una vergüenza que sigan existiendo sitios como estos. Mal servicio, engañan con los precios y hasta el café es malo, de lo peor que he visto en mi vida”, afirma otro cliente. La pregunta entonces es ¿por qué vuelve la gente? La responde otro de los que opina en le foro. “Su situación es privilegiada y está a un paso de todo por eso va la gente”, explica.

“Te seducen con una carta con muchas opciones y a un buen precio pero a la hora de pedir resulta que no tienen ni la mitad de las cosas, como ya estabas sentado pides otra cosa, tardan una barbaridad en traerlo y cuando llega la fabada de bote. Son unos sinvergüenzas”, matiza otra. “El mayor robo en un establecimiento de comidas que me han hecho en mi vida. Comida pésima y servicio nefasto. No tiene justificación, pena me dan los camareros que trabajan allí. Carísimo. La mayonesa caducada. Quiero borrar de mi mente mi experiencia allí”, sentencia un tercero.