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Devoralibros

Asesinatos en el Tour de Francia

Zepeda Patterson construye con "Muerte contrarreloj" un vibrante "thriller" sobre crimen, éxito y ambición en el ciclismo

18,50 euros

Jorge Zepeda Patterson, autor de las magníficas novelas Los corruptores, Milena o el fémur más bello del mundo y Los usurpadores, eligió el Tour de Francia como marco de su nueva novela porque "tenía ganas de abordar una historia de suspense en una comunidad cerrada, un ámbito donde los personajes se miraran a la cara y asumiesen que uno de ellos es un asesino, sin poder determinar quién es. Y el ciclismo con su épica, las dosis de sacrificio y pasión que entraña, era un medio perfecto para hacer una historia lúdica y trepidante".

Llegó al ciclismo "sin ser un fan absoluto, sentía más la atracción de la novedad, de sumergirme en algo enteramente nuevo. Investigar sobre el tema fue una gozada. Me obligó a cubrir varias carreras en Europa, entre ellos el Tour de Francia desde luego, mezclarme entre corredores, mecánicos, masajistas, dietistas y empaparme de ese universo interior. A ellos les hizo mucha gracia que alguien quisiera hacer una novela sobre su oficio y terminaron por adoptarme. En alguna etapa de la Volta de Cataluña, por ejemplo, el equipo de Movistar me subió al auto oficial en el asiento de copiloto, para ser testigo de la manera en que dan instrucciones a los ciclistas por la ventanilla y les pasan bidones de agua y geles de proteína".

Le encantó "abordar el deporte de alto rendimiento y con tantos intereses en juego como en el Tour de Francia porque lleva las pasiones al límite; las emociones son cables pelados cuando se compite por algo que exige tantos sacrificios. El amor, las ambiciones, la lealtad o las traiciones resultan sobredimensionadas. Si un corredor está dispuesto a matarse descendiendo una montaña a 90 kilómetros por hora por caminos precarios y abismos descomunales, ¿por qué no estaría dispuesto a matar por ello?"

Como personaje principal escogió la figura del gregario, "el condenado a perder" porque considera "algo fascinante, y casi inexplicable, que un deporte que exige una vida de sacrificio y autoflagelación, ofrezca para muchos de los que lo practican profesionalmente la simple compensación de ser escuderos de otros. Uno puede entender que un maratonista se imponga tormentos de cara a sus marcas personales; al menos está corriendo para sí mismo. Pero, ¿cómo entender que alguien esté dispuesto a hacerlo año tras año sin otro propósito que hacer campeón a otro? Me pareció un enigma psicológico y justamente mi personaje central encarna este misterio. A mi parecer, la novela lo explica".

Cuando piensa un tema para una novela no suele preguntarse tanto por el resultado "como por el proceso. Es decir, escribo por el placer de escribir. Si va a gustar o no a determinado mercado es un tema que no entra en mis cálculos, por así decirlo. La pregunta que me hago, más bien, es si tengo un interés vital en escribirla y voy a disfrutarlo. Después de todo es algo a lo que dedicarás un año y medio o dos años de tu vida".

Todos lo odiaron desde que lo vieron, menos yo. Mascaba chicle incesantemente y cada tres segundos se acomodaba un mechón de pelo, como si fuera un bisoñé que temiera perder. Incluso sin esos tics habría despertado la animadversión de todo el grupo: llegó al campamento conduciendo una Land Rover de colección y descargó una bicicleta aerodinámica que los demás sólo le habíamos visto a los profesionales de élite.

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