Científicos de la Universidad Johns Hopkins han descubierto por qué Marte es tan polvoriento. En concreto, han hallado que el polvo que cubre gran parte de la superficie marciana proviene, en gran parte, de una formación geológica de 1.000 kilómetros de longitud cerca del ecuador del Planeta Rojo.

Su estudio, publicado en la revista 'Nature Communications', encontró una coincidencia química entre el polvo en la atmósfera marciana y la característica de la superficie, llamada Formación Medusae Fossae.

"Marte no sería tan polvoriento si no fuera por este enorme depósito que se erosiona gradualmente con el tiempo y contamina al planeta, esencialmente", afirma el coautor del trabajo, Kevin Lewis, profesor asistente del departamento de ciencias terrestres y planetarias en la Universidad Johns Hopkins.

El polvo que hay en Marte ha causado graves problemas en misiones, incluida la del róver Spirit Mars, ya que puede meterse en instrumentos costosos y paneles solares oscuros necesarios para alimentar el equipamiento.

En la Tierra, el polvo está separado de las formaciones rocosas blandas por fuerzas de la naturaleza que incluyen el viento, el agua, los glaciares, los volcanes y los impactos de meteoritos. Sin embargo, durante más de 4.000 millones de años, las corrientes de agua y los glaciares en movimiento probablemente hayan contribuido ligeramente al depósito de polvo global en Marte. Mientras que los cráteres de meteoritos son una característica común en el Planeta Rojo, los fragmentos creados por impactos suelen ser más grandes que las partículas finas que componen el polvo marciano.

El autor principal del trabajo, Lujendra Ojha, becario postdoctoral en el laboratorio de Lewis, se pregunta cómo es posible que Marte tenga tanto polvo si ninguno de estos procesos mencionados anteriormente están activos en el planeta. "Aunque estos factores pueden haber desempeñado un papel en el pasado, algo más tiene la culpa de las grandes extensiones de polvo que rodean a Marte ahora", reflexiona.

Para entender esto, Ojha y el equipo de ciencia observaron la composición química del polvo. Módulos de aterrizaje y rovers que trabajan muy separados entre sí en el planeta han reportado datos sorprendentemente similares. "El polvo en todas partes del planeta está enriquecido en azufre y cloro, y tiene una relación muy distinta entre el azufre y el cloro", indica Ojha.

Los científicos también estudiaron los datos recopilados por la nave espacial Mars Odyssey, que ha estado en órbita alrededor del Planeta Rojo desde 2001. Ojha y sus colegas pudieron determinar que la región Medusae Fossae (MFF) tiene una abundancia de azufre y cloro, y coincide con la relación de azufre y cloro que se da en el polvo marciano.

Los primeros hallazgos sugieren que MFF tenía un origen volcánico. Si antes tenía un tamaño del 50% de los Estados Unidos, la erosión provocada por el viento lo ha reducido hasta alcanzar un tamaño similar al 20%. Pese a esto, sigue siendo el depósito volcánico más grande conocido en el sistema solar.

Las crestas talladas por el viento conocidas como 'yardangs' son los restos de la erosión. Al calcular cuánto de MFF se ha perdido en los últimos 3.000 millones de años, los científicos pudieron aproximar la cantidad actual de polvo en Marte, lo suficiente como para formar una capa global de 2 a 12 metros de espesor.

Las partículas de polvo también pueden afectar al clima marciano mediante la absorción de la radiación solar, lo que resulta en temperaturas más bajas a nivel del suelo y mayores en la atmósfera. Este contraste de temperatura puede crear vientos más fuertes, lo que lleva a que se levante más polvo de la superficie.

Si bien las tormentas de polvo estacionales suceden cada año marciano (dos veces más largo que un año terrestre), pueden formarse tormentas de polvo a nivel mundial, ocurriendo cada 10 años aproximadamente.