La danza se adueñó ayer de la calle Pelayo y del teatro Campoamor durante una hora con un conjunto de espectáculos de baile urbano y contemporáneo. Zukdance era el nombre de la composición artística que juntó a varios grupos y llevó por primera vez las coreografías a las calles ovetenses dentro del programa "Verano en danza".

La escultura "El Diestro" fue el punto de encuentro. Sobre ella se apoyaban los altavoces y alrededor, formando un amplio círculo, se sumaban los espectadores. Para aquellos que no conociesen el inicio, un cartel ilustraba que allí comenzaría el primer espectáculo. Todas las edades se encontraban ayer en cada parte de las representaciones de danza contemporánea, hasta los niños, que se sentaron en primera fila para no perder detalle.

"Vora&Ehiza", el primer espectáculo, arrancó a las ocho de la tarde con el dúo barcelonés Héctor Plaza y Agnes Sales, ambos vestidos con vaqueros, botas y camisa. El comienzo arrancó en silencio y con Agnes Sales haciendo un avión con cartulina negra mientras su compañero buscaba su atención. Pocos minutos después, llegó la música con el lanzamiento del pequeño aeroplano. La pareja quiso trasladar mediante movimientos suaves y acrobacias con intensidad el apoyo entre ellos, la confrontación y el auge de cada uno, todo ello con un ritmo musical pausado que a veces dejaba de sonar para amplificar la fuerza de las actuaciones en solitario.

Tras casi media hora, el segundo dúo entró en escena al final y se movieron hasta el centro de la calle Pelayo para enseñar la nueva localización a los viandantes. Selene Martínez y Miguel Pérez representaron durante quince minutos un relato duro y basado en una historia real: ella encarnó a Xianmi Park, una joven que escapó de Corea del Norte, un país con una dictadura férrea que no permitía salir a la protagonista. El ovetense Miguel Pérez actuó en el papel de la represión y las barreras que se encontró la joven hasta que consiguió salir y contar su historia frente a la conferencia internacional de la ONU.