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Sexo en el románico asturiano

Varias iglesias de Villaviciosa y la sillería gótica de la catedral de Oviedo concentran la mayor parte de la iconografía de la región con mayor carga erótica

Iglesia de San Juan de Amandi, en Villaviciosa. El capitel muestra la imagen de dos personas abrazadas, tocándose los pechos.

En capiteles, cornisas y canecillos el arte románico asturiano esconde sus escenas más calientes. Forman parte de los variados ejemplos de arquitectura erótica que pueblan las iglesias españolas. La Fundación Santa María la Real publicó esta semana el libro "Arte y sexualidad en los siglos del románico" para indagar en el significado de estas imágenes. El norte de Cantabria atesora la mayoría de ejemplos, pero Asturias cuenta con varios puntos calientes, concentrados sobre todo en Villaviciosa y la sillería de la catedral de Oviedo, de estilo gótico. "Son imágenes moralizantes que tratan de mostrar los vicios contra los que hay que luchar", apuntan los historiadores de la región.

El arte erótico habla de vicio y "los pecados capitales a combatir", apunta la historiadora medievalista de la Universidad de Oviedo Isabel Ruiz de la Peña. Estas imágenes "aparecen contrapuestas a otras que hablan de salvación, redención, pureza y penitencia", detalla. Por eso, en la mayoría de los casos la iconografía más obscena se deja fuera de los templos sagrados, en el perímetro exterior de las iglesias.

En el capitel de la iglesia de Santa María de la Oliva, en Villaviciosa, se encuentra una de las imágenes más explícitas. En ella, se aprecia a un jabalí comiéndole el sexo a un hombre. "Podría tratarse de un campesino porque en los capiteles románicos hay muchas referencias a la cultura campesina; ellos siempre estaban pendientes de la reproducción, tanto de la naturaleza como de los animales y los seres humanos", tal como apunta el crítico de arte José Samaniego. Resulta común, explica, que las celebraciones campesinas se hiciesen junto a las iglesias y, por eso, las representaciones de tipo sexual del románico suelen estar en ventanas y canecillos exteriores, bajo el tejado. Estas representaciones terminan en la arquitectura gótica al ser una "cultura más urbana", apunta Samaniego.

Otro ejemplo del erotismo artístico de Villaviciosa está en la iglesia de San Juan de Amandi. Hay varias referencias en el exterior, en los canecillos o cabezas de las vigas que soportan el alero. Una de las más conocidas es la imagen de una pareja abrazada, aparentemente tocándose los pechos.

El amor más casto también encuentra representación en el arte. En la iglesia de San Pedro de Villanueva, en Cangas de Onís, un hombre y una mujer se besan. "Es la representación de la despedida del galante", apunta el historiador del arte y profesor de la Universidad de Oviedo Lorenzo Arias. Distingue tres temas principales en el arte erótico románico: imágenes más románticas o amorosas, la sexualidad explícita entre hombres y mujeres y el sexo entre animales o humanos y animales. El catálogo casi al completo aparece en la sillería de la catedral de Oviedo.

En el gótico, las imágenes sexuales desaparecen de los capiteles -que suelen estar muy altos y están decorados con motivos vegetales- y pasan a esconderse en la talla de la sillería.

Junto al claustro, en la sala capitular, la sillería del siglo XV cobija historias eróticas. Son varios los ejemplos: una pareja desnuda se abraza y se muestra en actitud cariñosa. En otro recoveco, un hombre solo y desnudo se masturba.

Históricamente, el hombre desnudo es la representación del tonto, pero suele aparecer con alguna capucha en la cabeza. "En el románico, al hombre desnudo se le considera un exhibicionista, pero en el gótico es el onanista o masturbador", explica la historiadora del arte Carmen Labra. Trabaja en la Catedral y conoce bien sus entresijos. Para apreciar algunas escenas es necesario fijarse en los detalles.

"En el siglo XV es muy habitual que esas imágenes aparezcan en los márgenes de los libros; este repertorio se usa también en la decoración de los márgenes de la sillería; suelen cubrir los huecos en las esquinas, en lo que se conoce como enjuta", explica Labra.

En la catedral de Oviedo los márgenes de algunas escenas hablan por sí solos. Junto a los rostros de apóstoles, personajes bíblicos y santos, aparece, por ejemplo, la representación de lo que podría ser una orgía o un burdel: aparecen las figuras de un hombre y una mujer tocándose los genitales junto a una mesa preparada para un festín.

La sirena es otro de los elementos eróticos que se repiten con cierta frecuencia en el arte asturiano. En la Catedral, también al margen de una representación mayor, esta combinación de la mujer y el pez se relaciona con la lujuria. "Además, la mujer porta un espejo y un peine, dos elementos que encarnan la vanidad", explica la historiadora. Esta sirena frente a la imagen de un hombre representa "los peligros de la sexualidad". En la iglesia de San Vicente de Serrapio, en Aller, también aparece otra sirena, pero con dos colas.

Todas las figuras sexuales del arte asturiano tienen algo en común: su carácter moralizante. Desnudos para vestir el pecado.

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