"El vientre de la ciudad cobija extraños personajes. Ceesepe es uno de ellos. [...] Se diría que sus ojos y su silueta han acompañado el discurrir de Madrid desde siempre". Así iniciaba Paloma Chamorro su entrevista a Carlos Sánchez Pérez, Ceesepe, en la edición número cinco de "La Edad de Oro", un encuentro de poco más de siete minutos con el ilustrador como sólo la Chamorro sabía hacerlo, al abrigo de la madrugada y de un programa de televisión irrepetible.

Ceesepe falleció el pasado viernes a los 60 años de edad, víctima de una leucemia. Nacido para nuestro disfrute en el año 1958, en Madrid, para el arte lo hizo en el underground, en los fanzines. Sus inicios fueron en la revista "Carajillo", en "El Víbora" o en "Madriz", en "La Luna", en esa "Movida madrileña" que parece que nunca existió, unos años de los que tantos renegaron después, él también: incluso del propio apelativo de "Movida".

En "Música Moderna", el imprescindible libro escrito por Fernando Márquez, "el zurdo" en el que se nos proporciona una visión interior de los músicos y la música de la época, sólo Poch, el alma de "Ejecutivos Agresivos" y, posteriormente, de "Derribos Arias", menciona de soslayo la palabra "en una frase y en minúscula". "Música Moderna es un libro escrito antes de que a nadie se le ocurriera lanzar semejante expresión para disfrute de taxonomistas", escribe José Manuel Costa, crítico musical recientemente fallecido, en el prólogo de la reedición del libro del año 2014. La Movida no se nombra.

Las iniciales de su nombre y apellidos (Ce-ese-pe) se transforman en su nombre artístico. "Es mi firma. Siempre he firmado así, desde los dieciséis años en que empecé a dibujar", confesaba en una entrevista a la revista "Vanity Fair", realizada en 2014. Si bien no se sabe si el artista madrileño renunciaba a todo lo que la Movida había dado en el terreno de lo musical, en cuanto al arte lo tenía mucho más claro. Sus compañeros de viaje fueron Ouka Leele, el Hortelano, Mariscal, Nazario, los Costus y las fotos de Alberto García-Alix, encargados de reflejar los instantes, cada uno a su manera, de un momento con más sombras que luces.

Fue Almodóvar el que lo reclamó para ilustrar el cartel de "Pepi,Luci, Bom y otras chicas del montón", la ópera prima del oscarizado realizador manchego, que repitió con Ceesepe, para ilustrar "La ley del deseo". Si El Hortelano había puesto su genio creativo a disposición de grupos como "Gabinete Caligari" o "Radio Futura", Ceesepe nos regaló portadas para los trabajos de Kiko Veneno, al que admiraba sobre todas las cosas, Ketama o el doble LP con todas las grabaciones de "Golpes Bajos" desde 1983 hasta 1985. Los discos grandes, en los que la portada competía con los surcos del vinilo.

Ceesepe se nos escapa precipitadamente, sin avisar, como casi siempre. Malos tiempos para la lírica.