"Fuenteovejuna", el primer estreno mundial de la Ópera de Oviedo, se presentó ayer en el Campoamor en una jornada histórica con la que comenzó la temporada. La obra recibió una calurosa respuesta por parte del público que, al término de la función, le dedicó una sonora ovación. Mariola Cantarero, Damián del Castillo, Francisco Crespo y el Coro de la Ópera fueron los más aplaudidos. Los asistentes, entusiasmados, se mostraron encantados con el trabajo del director de escena Miguel del Arco, y de los dos autores de la nueva ópera: Jorge Muñiz y Javier Almuzara.

El carácter histórico de la velada se pudo apreciar en la larga nómina de autoridades y personalidades del mundo de la cultura que asistieron ayer al estreno, al que no faltaron el director del Teatro de la Zarzuela, Daniel Bianco y el director de la Ópera de Tenerife, Alejandro Abrante, entre otros. Antes del comienzo de la representación se produjo el ya habitual choque entre partidarios y detractores del uso del asturiano en el teatro, que dedicaron respectivamente aplausos y pateos a la locución introductoria. Una disputa que se viene prolongando en el tiempo y no parece encontrar una solución que contente a todos.

La partitura, muy rítmica, exigente y llena de imágenes fue uno de los grandes alicientes de la función, en opinión del público. Merece la pena destacar la uniformidad de la parte musical más aún si se tiene en cuenta la fusión de estilos que Muñiz incluye en ella. El libreto de Javier Almuzara es una reelaboración de la obra original de Lope. En ella suprime la retórica y se centra en crear un texto directo, destinado para un público contemporáneo que se basa en palabras clave para mantener así la tensión dramática de la obra.

La escenografía de Miguel del Arco destacó por la crudeza de algunos momentos y por su actualidad. Su propuesta se esfuerza en demostrar la represión y el abuso de poder. Sobre el escenario, una plataforma móvil que simula el terruño a las afueras del pueblo y aporta dinamismo a la acción.

En el plano escénico, la soprano Mariola Cantarero fue un gran descubrimiento, y resultó muy creíble su interpretación del papel de Laurencia. Un personaje muy exigente tanto en el ámbito musical, por los cambios de registro, como escénico, por el dramatismo que entraña y su dilatada presencia en la acción. Francisco Crespo, que interpretó al alcalde de Fuenteovejuna fue muy aplaudido. José Luis Sola, convincente en el plano interpretativo, presentó algunos problemas en el registro agudo. Damián del Castillo fue un Comendador con una gran presencia escénica, muy uniforme en el plano vocal.

El coro de la Ópera de Oviedo, agresivo clamando justicia, también desató la ovación del público por su delicadeza, especialmente en la escena de recogimiento, tras la violación del comendador. La OSPA y su director, Santiago Serrate, muy pendiente de los cambios rítmicos, desarrollaron labor de acompañamiento a lo que en la escena sucedía. En definitiva, una jornada histórica en la que "Fuenteovejuna" convenció, y mucho, al público.