Los premios Ig Nobel, algo así como los premios Nobel versión risa, premiaron en su 28ª edición al doctor japonés Akira Horiuchi por realizarse a sí mismo una colonoscopia. Horiuchi, que fue reconocido con el galardón de Educación Médica, dijo que en su experiencia personal, "la autocolonoscopia demostró ser no solo posible, sino también simple y eficiente".

Incluso, la hazaña del doctor nipón sirvió para sacar a la palestra un debate. "El hecho de que la colonoscopia fue sorprendentemente fácil con el paciente en posición sentada sugiere que se justifican estudios para comparar posiciones sentadas versus supinas con endoscopios diferentes", explicaba. El premio de este año tiene cierta similitud, en lo que a curioso se refiere, al ganador en 2015, que consiguió el premio por picarse con abejas por todo el cuerpo, incluido el pene, para probar dónde era más doloroso.

Como otros años, España ha vuelto a sobresalir en los premios más irreverentes de la ciencia. Los Ig Nobel, rodeados de humor, bromas y risas, se entregan anualmente en Harvard y premian a los trabajos más cómicos. En esta edición, los españoles galardonados han sido unos investigadores de tráfico de la Universidad de Valencia por "medir la frecuencia, la motivación y los efectos de gritar e insultar al conducir un automóvil".

Los principales motivos para gritar son por incumplir las normas, como reacciones a maniobras peligrosas o al verse en situaciones de riesgo. En cuanto a la distinción por sexo, los investigadores no hallaron diferencias significativas entre mujeres y hombres. Ambos sexos admiten gritar por igual.