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La vida es juego

Lara Croft, la reina sin corona ni trono

El icónico personaje de la arqueóloga cierra su trilogía con una notable aventura, aunque inferior a las precuelas

"Shadow of the Tomb Raider".

Lara Croft es uno de los iconos de la cultura popular parido exclusivamente del útero de los videojuegos. La aventurera regresó ayer al mercado con "Shadow of the Tomb Raider". La firma estadounidense Crystal Dynamics pone punto y final a su revisión de la arqueóloga británica con una entrega más en tercera persona de una saga antiquísima y memorable para la industria, ahora en tierras mayas.

"Tomb Raider" es un suceso interesante, por las dimensiones mayúsculas del personaje. Hay pocos protagonistas de videojuegos tan enquistados en el imaginario colectivo como Lara Croft, exceptuando quizás a Súper Mario. La pistolera inglesa firmó grandes hitos antes de morir de éxito con las dos películas a principios de siglo, protagonizadas por Angelina Jolie y con el atroz videojuego para Play Station 2, "El Ángel de la Oscuridad".

La saga que hunde sus raíces en 1996, llegó cuando la primera Play Station cumplía su primer año en Europa. A rebufo del éxito de los ochenta en el cine de las películas de Indiana Jones, Croft funcionó como contrapeso en el ocio electrónico con un primer título basado en las plataformas, los disparos y los puzzles imposibles de resolver. Esas primigenias mecánicas están más diluidas en "Shadow of the Tomb Raider". Los saltos funcionan como una comparsa de la acción frenética y los rompecabezas son un anatema para la industria.

Lara Croft también es importante por representar la madurez de los videojuegos. Sus antiguos creadores, Eidos Interactive, basaron parte del éxito de las primeras entregas en la cosificación y sexualización de la arqueóloga. Era habitual en las presentaciones de los Tomb Raider en las ferias más punteras acompañar el juego de modelos embutidas en prendas diminutas y con poses sugerentes.

Una de las señas de identidad de la trilogía actual es la ruptura con ese pasado, ahora impensable por su incorrección política. La nueva Lara Croft que volvió en 2013 y se confirmó en 2015 con "Rise of the Tomb Raider" huye del erotismo interesado de antaño y propone situaciones mucho más complejas. El primer juego de la nueva saga llamó la atención con una secuencia que representaba tibiamente lo que era el inicio de una agresión sexual a la protagonista. Ahora, la Lara Croft de "Shadow of the Tomb Raider" ya es más adulta y experimentada, tras dos juegos a sus espaldas, que en 2017 habían vendido 18 millones de copias.

El cierre de la trilogía, eso sí, adolece de un abuso de situaciones ya empleadas en el pasado, a pesar de que la exploración de tumbas y de secretos se ha optimizado. Así las cosas, el último Tomb Raider, aun siendo una magnífica opción para septiembre, ha cosechado las notas más discretas de la saga de Crystal Dynamics, con un 78 de nota media en el portal Metacritic, la calificación más baja desde el regreso de la aventura en 2013.

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