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Amor y coraje en tiempos de cólera

"La epidemia de la primavera" engarza el horror de la Gran Guerra y las primeras revueltas sociales lideradas por mujeres

Suma de Letras 17,90 euros, 424 páginas

Gracia llegó a Barcelona en el peor momento. Lo comprendió meses después cuando, para su desesperación, nada de lo ocurrido tenía remedio.

Empar Fernández es profesora de Historia y lleva mucho tiempo hablando a sus alumnos del año 1918, "que fue históricamente un año clave. Indagando por interés profesional sobre el final de la Primera Guerra Mundial comprobé que coincidía en el tiempo con los efectos más devastadores de la mal llamada 'gripe española', también conocida como la 'influenza'. Llegué a la conclusión de que, si históricamente 1918 se consideraba un año crucial, literariamente podía resultar fascinante, un inmejorable escenario para una historia trágica en la que se entrelazaran el amor, el dolor y la muerte".

Su propósito como autora exigente y rigurosa "no era escribir una novela romántica que transcurriera en tiempos de guerra, sino una historia de supervivencia, la de dos personas que viven días aterradores y que se necesitan para resistir tanta adversidad. La novela, que recorre todo 1918, arranca con las revueltas de mujeres que se desencadenan en Barcelona en el mes de enero con motivo del encarecimiento de los productos básicos -exportados con grandes beneficios a los países en guerra- y concluye a principios de diciembre tras la firma del armisticio que pone fin a la Gran Guerra. Durante el mismo periodo a las innumerables víctimas del conflicto bélico se sumaron millones de muertos en todo el mundo a causa de una epidemia que recibió el singular nombre de 'gripe española'".

Dos personajes muy atractivos: "Gracia Ballesteros, una joven recién llegada a Barcelona, y Carter, un granjero norteamericano que pisa Francia como soldado para participar en la Gran Guerra, son los protagonistas de la novela. La trayectoria de Carter Irvine presentaba mucha mayor dificultad que la de su oponente femenina y exigió un largo periodo de documentación (desde el adiestramiento militar impartido en la base norteamericana hasta el traslado a Europa y las penosas condiciones de vida en las trincheras)".

En noviembre de 2018 habrá transcurrido un siglo "desde que el ejército alemán solicitó el alto el fuego y, aproximadamente el mismo tiempo, desde la desaparición de una gripe que ha pasado a la Historia como la epidemia más mortífera que tenemos documentada. Todas las cifras son puras estimaciones, pero algunas publicaciones sitúan en unos 50 millones el número de víctimas mortales en el mundo. La epidemia de la primavera no solo es una historia de ficción, es una forma de recordar a los centenares de mujeres de Barcelona que salieron a la calle dispuestas a obligar al Gobierno a regular los precios del pan, del aceite, del bacalao o del carbón. En muchas otras poblaciones españolas las mujeres protagonizaron revueltas exclusivamente femeninas, abandonaron comercios, fábricas e incluso locales de ocio y protagonizaron numerosos altercados con las fuerzas represivas. En Barcelona consiguieron que se regulase el abastecimiento de los productos básicos y se respetasen los precios pactados". Y también es "un recordatorio de los muchos errores cometidos tanto en la forma de abordar una epidemia atípica como de saldar una Gran Guerra".

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