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Religiosos asturianos apoyan al Papa en su esfuerzo por acabar con los abusos a menores

"No se pueden tapar los casos de pederastia, es un delito que hay que perseguir y por el que toda la Iglesia debe pedir perdón", afirma Fernández Conde

El Papa Francisco reza el ángelus en San Pedro. EFE

Las acusaciones de pederastia en el seno de la Iglesia católica se han convertido en una tormenta que acecha cada día al papa Francisco. Los 300 casos de sacerdotes depredadores sexuales en Pensilvania (Estados Unidos) que abusaron de más de 1.000 menores son la gota que colma un vaso que ya rebosaba con otros ejemplos en Chile, Australia, Irlanda y Alemania. Mientras el Pontífice convoca una reunión histórica con los presidentes de todas las conferencias episcopales para atajar el asunto de los abusos sexuales a menores, los detractores de Bergoglio aprovechan la coyuntura para conspirar contra un Papa que también cuenta con numerosos apoyos, entre ellos los de varios religiosos y estudiosos asturianos.

"He estado con el papa Francisco y tenía cara de tristeza, pero con una sonrisa porque cree en Dios y en los hombres". Así describe el Padre Ángel, que compartió varios encuentros esta semana con el Papa en un evento con los sacerdotes de Mensajeros de la Paz y Edad Dorada, el ánimo del sumo pontífice. El sacerdote mierense se posiciona del lado de Bergoglio porque "dice las cosas claras". Para el Padre Ángel los casos de pederastia de los últimos años no se pueden negar, "es una verdad tan grande como que ha habido esclavitud y hambre en el mundo, pero creo que es cosa del pasado".

El Papa Francisco ha tomado una medida extraordinaria para atajar la crisis desatada por los casos de pederastia y ha convocado una reunión para febrero de 2019 en el Vaticano de todos los presidentes de Conferencias episcopales. El objetivo es garantizar "la protección de los menores". De esta forma, el Pontífice coge el toro por los cuernos y trata de zanjar un escándalo que no cesa y que se reactiva prácticamente semana tras semana con revelaciones como el informe de la conferencia episcopal alemana, revelado días atrás, que cifra en 3.677 el número de menores víctimas de abusos sexuales en el país entre 1946 y 2014.

El Padre Ángel no es el único que destaca la valentía del Papa. El que fuera obispo de Oviedo, Carlos Osoro, actualmente en la archidiócesis de Madrid, mostró en un tuit su admiración por la labor de Francisco de "mantener viva la misión de la Iglesia: dejas entrar, devuelves dignidad, eres pobre y estás con los pobres, abres los ojos, pides perdón". El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, no quiso hacer declaraciones a este periódico sobre el escándalo de la pederastia, pero adelantó que dedicará su carta semanal de este jueves al tema.

Son pocas las voces que guardan silencio, máxime desde que el arzobispo Carlo Maria Viganò acusó al Papa Francisco en una carta de once páginas de encubrir los abusos sexuales al cardenal estadounidense Theodore McCarrick. "Según me dicen, la reacción de Viganò se debe a que quizás el Papa no le haya puesto en el lugar que él quería. Pero no se puede afirmar que Francisco no haya sido valiente con esto, porque lo ha sido", afirma el Padre Ángel. El ex embajador Vaticano en Washington también acusó al Pontífice de proteger una "corriente homosexual" dentro de las autoridades católicas.

"Son delitos con niños, nada tiene que ver con la homosexualidad. Es un delito contra lo más puro", sostiene Javier Fernández Conde, párroco de Candamo y Pravia. Se posiciona del lado del Papa porque ve la pederastia como "un delito que debe ser perseguido" y cree que todo el clero debe pedir perdón "porque todos somos un poco responsables". Para él, "no se pueden tapar estos hechos y deben ser perseguidos" y cree que quienes no son radicales con la pederastia "son un sector conservador y retrógrado".

Vergüenza

La reacción de Viganò y de otros prelados que están aprovechando estos casos de pederastia para atacar al Papa indignan a muchos religiosos. "Me parece vergonzoso este escándalo palaciego que se ha montado y que haya grupos de conspiradores en el entorno del Vaticano", critica el párroco de La Tenderina (Oviedo), Alberto Reigada. No le tiembla la voz para mostrar su dolor ante "el crimen de la pederastia". Cree que el actual Papa ha sabido reaccionar y que a Benedicto XVI "lo desbordó esta realidad". Abusar de niños y niñas es, a juicio de este párroco, "un auténtico escándalo que hay que asumir y que no se puede ocultar bajo una mal llamada prudencia".

El silencio sobre los casos de pederastia de los 34 obispos chilenos que conforman la Conferencia Episcopal en Chile les llevó en mayo a presentar su renuncia tras ser convocados al Vaticano, en un hecho sin precedentes. Constatar que el obispo de Osorno, Juan Barros Madrid, desoyó a las víctimas de abusos sexuales por parte del párroco Fernando Karadima obligó a Francisco, que en un primer momento había respaldado al prelado, a pedir disculpas públicas.

Entre 1950 y 2015, según el National Catholic Reporter, la iglesia de Estados Unidos se gastó 4.000 millones de dólares (unos 3.421 millones de euros) en indemnizaciones para silenciar las denuncias de las víctimas. Que todo esto haya salido a la luz ahora, después de tantos años de silencio, demuestra una "corrupción estructural y una incapacidad de la institución para corregirse", en palabras de la David Alvargonzález, profesor de Filosofía de la Religión en la Universidad de Oviedo. "Es muy grave que una institución encubra a delincuentes sistemáticamente porque este santo ya viene rodando de muy atrás. Desde luego, los dos anteriores papados conocían la situación y lo dejaron correr", critica.

"Hay que tener en cuenta que son todos delitos graves y que la Iglesia los ha estado sistemáticamente encubriendo", destaca Alvargonzález, quien considera que es estos casos se deben solucionar en los juzgados: "Para mí y para muchos otros lo que la Iglesia perdone es cosa suya. Pero los ciudadanos normales queremos que los delitos se juzguen, se condenen y no se encubran".

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