La lectura temprana de Robert Venturi dio forma a mi pensamiento y al de muchos arquitectos actuales, es una referencia capital y su libro "Complejidad y Contradicción en la Arquitectura" actuó como un revulsivo para toda la disciplina. El texto se centra en desarrollar una frase de Rennie Mckintosh: "Hay esperanza en el error honesto, ninguna en la perfección congelada del mero estilismo".

El movimiento moderno se había convertido tras la Segunda Guerra Mundial en la única referencia seria posible para la disciplina arquitectónica, pero era ya un témpano. La propia situación postbélica dificultaba dar un valor excesivo al patrimonio, la enorme destrucción hizo que se tambaleasen la teorías clásicas de la restauración. Así el racionalismo, duro y rígido en su inserción urbana, fue el arma de diseño utilizada por ejemplo en Italia para la "recuperación" de cascos históricos destrozados. En 1962, Venturi ofrece una visión en la que la asimetría, la imperfección de los monumentos antiguos, los propios órdenes, lo sorpresivo o casual, ya no se presentan como un dislate o desviación sino como un pasado del que aprender, y mucho, que enriquece como parte de la arquitectura que es también la vida.

Su carrera profesional se desarrolla siempre junto a su mujer Denisse Scott-Brown, lo que desató las críticas por el hecho de que en 1991 le fuera concedido el Premio Pritzker, el Nobel de la arquitectura, a título individual, con la exclusión de su socia.

La casa de su madre, una obra de 1962, es todo un manifiesto. La recuperación de las dos aguas del tejado para la arquitectura que él consideraba contemporánea suponía un posicionamiento valiente cuando Paul Rudolph, S.O.M. o el propio Philiph Johnson hacían propuestas ortogonales hijas de Mies. Venturi estaba más interesado en recuperar la casa de Benjamin Franklin en Philadelphia, ciudad que lo vio nacer en 1925. con una estructura metálica blanca que recomponía las aristas de la vivienda demolida. Destapó la caja de Pandora del postmodernismo, que confundió el aprecio e integración con el entorno en muchos casos, con el decorado y la falta de proporción. En "Aprendiendo de las Vegas", su segundo libro, busca, ya desde una perspectiva americana y pop, los valores simbólicos de la arquitectura del Strip de las Vegas y su entendimiento desde el pueblo. Uno de sus encargos más complejos fue la ampliación de la National Gallery de Londres en 1986. Para su arquitecto, la Sainsbury Wing ha de interpretarse como una extensión de la National Gallery. Las pilastras de éste nuevo ala londinense de Venturi y Scott-Brown son réplicas exactas de la del edificio inicial de William Wilkins. Si bien sus escritos pudieron dar pie a muchos anacronismos contemporáneos, a postmodernismos en el más peyorativo de los sentidos, con sus obras nos demostraron que adaptarse a un edificio o lugar existente, o realizar una arquitectura amable que sea entendida y apreciada por todos no supone falta de rigor y profundidad intelectual, no constituye una rendición, sino todo lo contrario: una manifiesta voluntad de compartir y entregar el propio disfrute, de acercarlo a más gente.