"Incomparable". "Una artista irrepetible". "Un milagro". "La soprano del siglo XX, quizás con María Callas". Montserrat Caballé logró en su funeral la misma unanimidad que su prodigiosa voz alcanzó en los escenarios de todo el mundo. Familiares y amigos, representantes de la música y la cultura y responsables de los diferentes partidos políticos se unieron en unas emotivas exequias en las que diferentes grabaciones de la diva merecieron gritos de "bravo" entre los asistentes, y que se cerró con una gran ovación.
En la ceremonia, muy sencilla, sólo intervinieron la sobrina de la soprano, llamada asimismo Montserrat Caballé, y su otorrino, Pedro Clarós.
El recuerdo de la soprano obró un milagro en el tanatorio barcelonés de Les Corts: el presidente de la Generalitat, Quim Torra, aparcó por unas horas la retórica del enfrentamiento y se unió a Pedro Sánchez y a Doña Sofía al frente de una nutrida representación de todas las instituciones. Los Reyes de España, que a la hora del funeral presidían la reunión del Instituto Cervantes en el Palacio Real de Aranjuez, enviaron su pésame a la familia.
Entre las numerosas personalidades que acudieron al funeral destacó la presencia del los tenores Josep Carreras, Jaume Aragall y Josep Bros, el cantante Al Bano, los periodistas Luis del Olmo y Mercedes Milá, el religioso asturiano Padre Ángel y una amplia delegación del Liceu de Barcelona encabezada por su presidente, Salvador Alemany.