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Drones para buscar romanos en Llanera

Una técnica pionera que usa imágenes aéreas propició la primera localización de los restos de Lucus Asturum, que se excavan actualmente

En busca de Lucus Asturum

En busca de Lucus Asturum

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En busca de Lucus Asturum Franco Torre

En la Ería de La Castañera, justo al lado del aeródromo de La Morgal (Llanera), un equipo de arqueólogos y voluntarios liderado por Esperanza Martín excava los restos del enclave romano de Lucus Asturum. Desde el primer día, los investigadores han logrado exhumar vestigios que corroboran la relevancia de un yacimiento que puede arrojar mucha luz sobre la organización territorial del centro de Asturias en la Antigüedad y sobre la profundidad que alcanzó la romanización en la región. Pero aparte de la importancia de la excavación, el proyecto de Lucus Asturum puede marcar un antes y un después también en la manera de localizar posibles yacimientos arqueológicos, ya que la primera detección se realizó desde el aire, usando una técnica pionera de prospección fotográfica no invasiva.

La campaña de excavaciones en la Ería de La Castañera comenzó el pasado 18 de septiembre. Pero para esa fecha, hacía ya cuatro años que se había tomado las primeras imágenes aéreas de la zona, realizadas por la empresa Foto Asturias, con sede en Oviedo. "Los primeros vuelos los realizamos con una avioneta Cessna, y nos sirvieron para tomar fotografías oblicuas en color RGB e infrarrojos de toda la zona", explica Natalia Gutiérrez, gerente de la empresa.

Estas técnicas se utilizan en el ámbito de la agricultura de precisión, aunque su uso para buscar restos arqueológicos era pionero. Las imágenes permitían apreciar diferencias milimétricas a nivel de suelo, no apreciables a simple vista desde tierra, pero bastante nítidas desde el aire. Lo singular es que esas diferencias de nivel, que las imágenes recogían como unas manchas, tendían a la regularidad, lo que apuntaba a una construcción humana y no a un fenómeno natural.

La explicación es sencilla: los sedimentos, al ir depositándose sobre una estructura construida, se asientan sobre el terreno de forma diferente. Pese a los siglos transcurridos, ese cambio en el subsuelo se puede detectar con la combinación de distintas técnicas fotográficas. Para complementar los datos obtenidos con esas primeras imágenes, se tomaron otras con el satélite comercial WorldView-2, en el año 2015. Las imágenes se remitieron para su análisis a Javier Calleja, profesor del Departamento de Física de la Universidad de Oviedo. "Lo que hacemos es detectar cambios en la reflectancia de la vegetación: cuando el suelo tiene algo enterrado debajo, un muro por ejemplo, el suelo que crece junto a él tiene propiedades físicas y químicas diferentes. Y lo que crece encima también, y además refleja la luz de manera diferente".

Para corroborar estos cambios en la reflectancia, se realizaron otras tandas de imágenes aéreas. A partir de 2016, las avionetas dejaron paso a vehículos no tripulados RPA de ala fija, la versión civil de los populares "drones". "Con esta nueva técnica podemos cubrir 125 hectáreas de terreno en 39 minutos", afirma Natalia Gutiérrez.

Se tomaron ortofotografías en color RGB, y también RE ("Red Edge", en alusión al borde rojo que marca el cambio de reflectancia) y NIR (infrarrojos cercanos). "Con las imágenes del dron detectamos los microcambios en el relieve, y por la combinación de todas las imágenes pudimos identificar patrones regulares, que se asocian a que hay algo enterrado debajo. Y elegimos una de las zonas más claras, con un patrón más regular, para comenzar a excavar", explica Calleja.

Lo relevante es que la excavación está exhumando restos de estructuras exactamente en la forma y lugar que se identificaron a partir de las imágenes tomadas desde el aire. "Lo novedoso es que son técnicas no invasivas, no tienes que entrar al prado para nada y puedes investigar un área más amplia", explica Calleja.

Los resultados de Lucus Asturum confirman, así, la validez de una técnica pionera que sus autores ya han trasladado a un público académico, a través de un artículo publicado en la revista "International Journal of Applied Earth Observation and Geoinformation".

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