Alma Guillermoprieto era una niña cuando su madre la cogía de la mano y la llevaba, cada semana, a la biblioteca de Ciudad de México para escoger los cinco libros que podía sacar cada siete días. Para la ganadora del premio "Princesa de Asturias" de Humanidades y Comunicación, la literatura, como la danza, han sido terapéuticas a lo largo de toda su vida. "Las bibliotecas son los democratizadores de la lectura y la lectura cura; sirve para vivir y sobrevivir", confesó la periodista mexicana durante el encuentro con los 116 clubes de lectura de Asturias, Galicia, Cantabria, País Vasco, Castilla y León y Castilla La Mancha, que acudieron ayer al encuentro con la premiada en el Palacio de Exposiciones y Congresos "Ciudad de Oviedo".
"Si no se cae, uno no sabe hasta dónde puede llegar". Con esta frase, un mantra para Guillermoprieto, la periodista mexicana sostenía a la bailarina Xana Collado al tiempo que la retaba a intentar los pasos imposibles que propone la escritora en su libro "La Habana en un espejo". Con esta representación sobre el escenario de su obra, el público descubrió el alma bailarina de Alma. Pero también descubrieron a la escritora, consciente del uso de cada palabra. Y a la periodista, capaz de acompañar cada frase de la pausa y el silencio necesario para calar en el público.
Para los asistentes, el libro de la periodista donde narra su llegada a Cuba con 20 años para dar clases de danza y plasma la situación política y cultural de la isla no era desconocido. "Hemos leído varios libros suyos y vimos entrevistas suyas en Youtube; es una mujer muy natural", explica Lucía Uberty, del club de lectura de Pravia. Junto a ella, Enriqueta Areces, apuntaba algo más: "Utiliza un lenguaje muy cercano que consigue implicar al lector". Los asistentes llevaron los deberes hechos por partida doble porque también habían leído varias novelas de Fred Vargas, premio "Princesa de Asturias" de las Letras, que no ha podido acudir a Asturias a recoger el premio por problemas de salud.
La bibliografía de Guillermo prieto bailó sobre el escenario de la mano del periodista Juan Cruz, que a colación de un relato sobre las cholitas aymaras (indígenas bolivianas) que hacían lucha libre -un relato recogido en el libro "Los placeres y los días"- le arrancó a la escritora una de las claves de su literatura: "Una historia es importante cuando sirve para hablar de otras cosas". Con esta frase, Guillermoprieto explicó como en ese relato de las mujeres que se subían a pelear a un cuadrilátero consiguió contar su capacidad para liberarse y hacerse grandes, a pesar de vivir reprimidas en una sociedad donde las mujeres no tenían un papel protagonista. Para contar esta historia tuvo que enfrentarse al jefe de ellas y descubrió su poder para llegar a la noticia y transmitirla al resto.
La ganadora del premio "Princesa" de Humanidades y Comunicación es una fiel defensora del periodismo a fuego lento. "Tuve la suerte de poder hacer crónica extensa en Estados Unidos y eso cuesta mucho dinero; pasar un mes en Nicaragua para poder hacer mis textos cuesta dinero pero la crónica tiene más peso porque hay posibilidad de vivir la situación", explicó al público.
Al finalizar el acto, la periodista le regaló a su compañero de profesión y moderador del acto una calavera mexicana, un símbolo de su cultura, junto al siguiente mensaje: "La muerte también es parte de la vida".
