Todo estaba preparado para la llegada de Martin Scorsese al Hotel de la Reconquista de Oviedo. Eran las cuatro de la tarde, la hora marcada por la Fundación Princesa de Asturias para el "recibimiento oficial" del cineasta. Una berlina negra aparcó ante la puerta del hotel y la banda de gaitas El Gumial, de Aller, comenzó a tocar. Pero quien bajó del vehículo no fue el director de "Taxi Driver" y premio "Princesa de Asturias" de las Artes, sino la periodista Alma Guillermoprieto, premio de Comunicación y Humanidades, a la que el recibimiento pilló por sorpresa.

La coincidencia desató las risas de la propia Guillermoprieto y de la directora de la Fundación, Teresa Sanjurjo. También desorientó a las personas que aguardaban la llegada del cineasta, que esperaban por un coche. Scorsese los sorprendió a todos al salir del interior del Reconquista, de traje impoluto y despojado de sus habituales gafas de pasta. Pero es que el cineasta no aterrizó ayer en Asturias: según diversas fuentes, su llegada a la región se produjo en la noche domingo.

La estancia del director, en su primer día y medio en Asturias, estuvo marcada por una discreción absoluta. Según algunas fuentes, el cineasta llegó acompañado de su esposa, la productora de televisión Helen Morris, y de un selecto grupo de colaboradores. La llegada de Scorsese, de hecho, se aproxima a las primeras previsiones de la Fundación Princesa de Asturias, que apuntaban a que el recibimiento oficial sería el lunes. Posteriormente, esa primera presencia pública del cineasta norteamericano se retrasó a la jornada de ayer.

En ese primer día y medio en Oviedo, Scorsese no se dejó ver por la ciudad. Las mismas fuentes precisan que el cineasta se quedó en sus aposentos en el hotel ovetense para trabajar, entre otras cosas, en el discurso que ofrecerá el viernes cuando recoja el premio "Princesa de Asturias" de las Artes, en la gala que se celebrará en el Teatro Campoamor. Tras ser consultadas por este periódico, fuentes de la Fundación prefirieron no comentar los detalles de la llegada del cineasta.

No hay constancia de que Scorsese haya salido del hotel hasta que ayer, a las cuatro de la tarde, acompañó a Teresa Sanjurjo en ese recibimiento oficial. Si lo hizo, sería de incógnito, como si emulara a uno de los personajes que pueblan sus películas. Tampoco parece que ese hombre maduro, de corta estatura y apariencia afable, fuese a llamar mucho la atención, especialmente si, como ayer, se presenta despojado de esas gafas de pasta, ya icónicas, que acostumbra a llevar.

Incluso los medios gráficos que esperaban la llegada del cineasta tuvieron un instante de duda antes de comenzar a disparar sobre un sonriente Scorsese. Allí se quedó, correcto y distante, atento a posar ante la photocall de la Fundación. Regaló un saludo, dos, y volvió a entrar al Reconquista, no sin antes invitar a Teresa Sanjurjo a precederle, galante, haciendo honor a sus raíces italianas.

Esa fue la primera aparición pública de Martin Scorsese en Oviedo, nada más. Visto y no visto. El cineasta norteamericano no volvió a salir del Hotel de la Reconquista en toda la tarde.

Pero los aficionados asturianos no tendrán que esperar mucho para encontrar con el director de películas ya clásicas como "Toro salvaje" o "Uno de los nuestros". Martin Scorsese protagonizará esta tarde, a partir de las 19.30 horas, un encuentro con el público en el Teatro Jovellanos de Gijón, que estará moderado por el director y guionista asturiano Sergio G. Sánchez. Una cita de noventa minutos con uno de los grandes del séptimo arte.