La exploradora enseña el "saludo del calamar", alianza entre mar y tierra
La científica promete volver "para conocer al kraken", vecino estrella del cañón de Avilés

La exploradora enseña el "saludo del calamar", alianza entre mar y tierra

La exploradora norteamericana Sylvia A. Earle (Gibbstown, Estados Unidos, 1935) estuvo ayer en el Faro de Avilés, en la península de Nieva y después en el teatro Palacio Valdés. Junto al mar le hizo el "saludo del calamar" a Javier Cristobo, el director del Centro Oceanográfico de Gijón, y sobre la escena del odeón local animó al personal que se juntó para escucharla a conocer todos los tesoros que protege. Y todo esto lo hizo para dejar claro que la parte del planeta que aún no se conoce es el mundo submarino. "Pero cuidado con los niños, que ellos sabrán lo que oculta. En mi época se pensaba que los habitantes de los océanos eran infinitos, pero eso era porque no había conocimiento. Ya lo hay, ya está al alcance de la mano", recalcó la premio "Princesa de Asturias" de la Concordia de este año, un galardón que recibe mañana sobre el escenario de otro teatro: el del Campoamor de Oviedo.
Earle desveló que "el 97 por ciento de los mares están abiertos a la pesca: ¿necesitamos tanto?" Y también desveló que los atunes rojos nadan más rápido que un submarino. "¿No podemos aprender más de ellos?" Luego contó que "el animal vertebrado más longevo es el tiburón de aguas profundas". Y es viejo, viejo: cuatrocientos años.

La exploradora enseña el "saludo del calamar", alianza entre mar y tierra
Antes de todo esto, sin embargo, en el mismo faro conoció de primera mano qué se esconde en el cañón de Avilés, una depresión de unos cinco kilómetros de profundidad que oculta un zoológico misterioso que incluye al kraken, el calamar gigante. "Tengo que volver para conocerlo", bromeó con Santiago Rodríguez Vega, el presidente del Puerto de Avilés, su anfitrión en el faro, el lugar en el que Javier Cristobo, que dirige el Centro Oceanográfico de Gijón, supo, para su sorpresa, lo que es el "saludo del calamar": el hilo que une el mar abierto y el continente, la última frontera en la que Earle se ha sumergido más de 7.000 horas, una de las pocas personas que ha vivido literalmente "bajo el agua": ella y otras mujeres. "No nos llamaban 'aquanautas' porque era una palabra para los hombres. A nosotros nos decían 'aquababes' (chicas bonitas del agua), pero nos daba igual".
La mujer submarina sorprendió a Cristobo cuando, antes de acceder al edificio del faro avilesino (aunque está en Gozón), le pidió que juntara con ella las palmas. Luego le explicó las siguientes estaciones del saludo: puños, manos abiertas y cerradas en un recorrido hacia la espalda... "¿Quién te iba a decir que te iban a saludar así?", se rió Rodríguez Vega. Así un par de veces, hasta que Cristobo lo tuvo claro. Sabiduría infantil, que ella aprendió de su nieto, que los niños son los que tienen ante sí salvar "lo azul para que haya más verde".

La exploradora enseña el "saludo del calamar", alianza entre mar y tierra
La conferencia la presentó el profesor José Manuel Rico Ordás. Con él conversó después esta científica entusiasmada con la salvaguarda del mundo, con la necesidad de encontrar el camino adecuado para el planeta. "No tenemos otro", destacó.
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