Apoteósico. El tenor estadounidense Gregory Kunde puso en pie anoche al público que abarrotó el Auditorio "Príncipe Felipe" de Oviedo con una actuación memorable que hizo a los espectadores ponerse en pie después de cada pieza para aplaudir con fervor e inundar el aire de bravos. La temperatura gélida del exterior contrastó con el calor musical que se adueñó del Auditorio, y al que contribuyó notablemente la soprano italiana Chiara Isotton, una incorporación de última hora -sustituyó a Tatiana Lisnic- que estuvo a la altura del desafío con un timbre de voz brillante, y que destacó especialmente en los duetos con Kunde.

El concierto, de unas dos horas de duración, se prolongó con tres propinas, la ultima de las cuales fue todo un guiño musical del tenor a la ciudad de Oviedo al interpretar el "No puede ser" de la zarzuela "La tabernera del puerto". Kunde no se dirigió al público en ningún momento pero su último regalo fue una elegante forma de reconocer el prestigio que la ciudad asturiana tiene en el mapa de la zarzuela. Además, concluyó con un escalofriante sobreagudo que sobrecogió a la audiencia. Antes, Kunde interpretó el "Nessun dorma" de "Turandot", e Isotton encandiló con el "Vissi d'arte" de "Tosca", en la que ofreció una emotividad que caló hondamente en el público.

Carismático, elegante y con un dominio total de la escena, Kunde tiene ganado al público de antemano. Y no defrauda. Su entrada en escena fue espectacular. Lo hizo de la mano de Verdi con "La vita è inferno all'infelice", de "La forza del destino". Primero, una introducción de la orquesta con el autor fuera de escena. Kunde entra poco a poco y se queda sin acompañamiento musical con una declamación a capella que inunda el Auditorio con su voz rotunda. Toda una declaración de principios: aquí está mi voz. Una voz portentosa que ya triunfó en Oviedo en 2004.

La orquesta, dirigida por Christopher Franklin, estuvo brillante, con un juego de dinámicas sobresaliente con los intérpretes. Llamó mucho la atención que ambos cantantes, tanto solos como en los dúos, realizaron las escenas incluyendo entradas y mutis por escenario, lo que aportó aportó a la extraordinaria expresividad del canto un brillante complemento visual. Al final, la orquesta reconoció el buen hacer de los cantantes y estos saludaron juntos al entusiasmado público. Bravo.