"Severo Ochoa es un héroe de la era de la información; el hombre que logró entender cómo se gestiona la información en sistemas vivos". Así cerró Amador Menéndez su disertación sobre la obra y los frutos de los descubrimientos genéticos del premio Nobel luarqués, de cuyo fallecimiento se cumplen 25 años.

En el Club Prensa Asturiana, Menéndez, investigador del Instituto Tecnológico de Materiales (ITMA), colaborador de LA NUEVA ESPAÑA y un divulgador multipremiado, guió a los numerosos asistentes a su conferencia en un viaje por la Ciencia. El periplo comenzó en el Big Bang y llegó hasta los últimos avances científicos, con paradas en explicaciones aportadas por el propio Severo Ochoa, quien apareció en pantalla, en fragmentos de una entrevista televisiva donde desentrañaba las claves de sus investigaciones.

La información, el fruto del gran estallido inicial el universo, se acumula en el código genético de los seres vivos. De ahí que Menéndez hable de Ochoa como un "héroe de la era de la información" en la que hoy vive inmersa la humanidad. Al fin y al cabo, Ochoa dio con una de las llaves para decodificar la información que todos llevamos en el ADN y conocer así "cómo se almacena, procesa y gestiona" esa montaña de instrucciones del libro de la vida. "O como Ochoa prefería decirlo: el plano de la vida", añadió Menéndez.

El investigador del ITMA fue avanzando en su conferencia, paso a paso, por el proceso que llevó a los científicos a conocer la estructura en doble hélice del ADN. Y aquí citó a Watson y Crick, pero también a la mujer "injustamente olvidada" (Rosalind Franklin) que participó en un hallazgo tan trascendental y para la que pidió un aplauso. Habló de cómo se dilucidó la estructura del ribosoma -"Esa fascinante factoría molecular que fabrica proteínas a partir de la información contenida en el mensaje genético"- y cómo para leer ese mensaje del ADN, el ribosoma necesita a su "fotocopia", el ARN, "la molécula a la que Ochoa dedicó gran parte de su vida y que le valió el Nobel" en 1959. El Nobel asturiano "fue el primero en sintetizar ARN en un tubo de ensayo. Fue el primero que entendió cómo se hacía esa fotocopia del ADN".

Pero el viaje científico de Menéndez no terminó en una glosa de los logros del científico luarqués. También pretendía ilustrar a su público sobre la importancia de unas contribuciones que "han sido piezas clave para las modernas bioquímica y biología molecular, pero también para otras disciplinas emergentes". Y así, quiso ahondar en algunos de los sorprendentes hallazgos derivados de ese proceso de decodificación de nuestra información biológica, del que Severo Ochoa fue uno de sus pioneros.

Habló Menéndez, por ejemplo, de la técnica del "corta y pega" genético (la edición genómica CRISPR), por cuyo desarrollo recibieron el premio "Princesa de Asturias" las científicas Charpentier y Doudna en 2015, una "técnica que también hace uso del ARN como molécula guía". El conferenciante aludió a su uso potencial terapéutico para corregir defectos genéticos no sólo en adultos, también en embriones. Es decir, para que el ser humano pueda ser curado antes de nacer.

Habló también de cómo, en ese uso de la información genética, se pueden activar o desactivar neuronas de manera selectiva usando impulsos de luz con dos finalidades principales: entender el funcionamiento de la máquina que nos hace humanos y, si es el caso, repararla. Eso es lo que busca la optogenética, subrayó Amador Menéndez, quien también aludió al proyecto "conectoma humano, que busca tratar la red de sinapsis o conexiones entre neuronas, una red que parece guardar bastantes analogías con Internet".

Los genes son información y su correlato en el mundo de las ideas, entendidas como unidades de cultura, son los memes. Así que existe la genética y también la "memética", la ciencia que trata de determinar "cómo se propagan las ideas", una teoría cultural que aplica los mecanismos de la biología evolutiva. "Quién le iba a decir a Severo Ochoa que esos genes, ese código genético que estudiaba, podría ser un día la base para el estudio de la evolución cultural", apuntó Menéndez.