"No estoy en mi escritorio porque salgo con otros empleados de Google para protestar contra el acoso sexual, las malas conductas, la falta de transparencia y una cultura laboral que no funciona para todos". Con esta nota, uno de los empleados de Google justificó su ausencia en el puesto de trabajo. Se encontraba en la calle, junto a muchos otros compañeros que detuvieron su jornada laboral para protestar contra el escándalo de abusos sexuales en la compañía. Esta escena se repitió en todo el mundo. En las sedes de Google de Londres, Nueva York, Berlín, Zúrich, Tokio o Singapur.

Más de mil trabajadores de Google se manifestaron ayer durante unos minutos a las puertas de sus oficinas para protestar contra el acoso sexual y la desigualdad salarial. Los organizadores de las protestas piden, en un comunicado, incorporar un representante de los trabajadores en la junta directiva que cree un proceso específico para denunciar el acoso sexual y que comparta internamente los datos sobre los sueldos que se pagan a hombres y mujeres. La respuesta del presidente ejecutivo de Google, Sundar Pichai, es que valorará las "ideas constructivas" de los trabajadores y promete tenerlas en cuenta con el propósito de pasar de las palabras a la "acción".

El movimiento contra el acoso sexual en Google comenzó entre en la sede de Mountain View, en California, y se propagó como la pólvora. "No he sido víctima de acoso pero, si sólo una persona lo ha sido, es importante para nosotros, para mí, mostrar nuestra solidaridad", dice una de las empleadas congregada ante la sede de la compañía en Dublín.

La huelga de Google en la capital irlandesa fue la más llamativa porque Irlanda acoge la mayor sede de la empresa fuera de Estados Unidos. Solo allí emplea a 7.000 personas.

El "#MeToo" en el seno de Google se desató hace unos días con la publicación por parte del periódico "The New York Times" de varios testimonios de mujeres que habían sufrido acoso de sus superiores y la actitud pasiva de la compañía ante estos casos. Google pagó a Andy Rubin, vicepresidente de la compañía en 2014, una indemnización de 90 millones de dólares para que abandonara la compañía después de que fuera acusado de acoso sexual. Lo invitó a irse previo pago.