"Sólo queda echar una firma para que el legado de mi padre salga de Asturias y no vuelva jamás. Aquí no va a quedar ni un solo papel de mi padre". Con esta contundente advertencia Gonzalo J. Suárez Pomeda, hijo del pintor gijonés Aurelio Suárez, expresó ayer, durante la presentación de la tercera donación de pertenencias del pintor al Museo de Bellas Artes de Asturias, su profundo descontento con los responsables de cultura del Principado por el trato que dan a la figura y obra de su padre. Los calificó de "polítiquillos de tres al cuarto que están haciendo un daño cultural a la región que no sé si algún día se recuperará".

El hijo de Aurelio Suárez entregó a la pinacoteca asturiana los objetos y muebles que poblaban el estudio del pintor gijonés (1910-2003). Pero reclama que su padre reciba "el lugar que merece", tras las "tomaduras de pelo y desprecios" que dice haber recibido por parte de políticos e instituciones. "Para el Museo de Bellas Artes no hay dinero, pero sí para chiringuitos, saraos y glamour", remata indignado.

Al malestar con los políticos de la región, se suman otras decepciones en Gijón. La ausencia de obras de su padre en la exposición del Museo Casa Natal de Jovellanos es uno de los temas que más indignan al hijo del artista. Explica que, en los fondos, hay seis óleos de su padre, pero "desprecian la obra de un artista que forma parte del patrimonio de la ciudad. Es muy grave".

Han pasado 16 años de la muerte de Aurelio Suárez y su hijo se muestra cansado de pelear por destacar la figura de su padre como artista asturiano. El motivo de la falta de atención de su legado lo tiene claro: "Nuestro entramado cultural es un desastre".

Para "2019 o 2020" el Museo de Bellas Artes, como indicó ayer su director Alfonso Palacio, prepara una "exposición antológica sobre Aurelio Suárez que tendrá como primera sede el museo asturiano y después acudirá a un buen centro fuera de nuestras fronteras, preferentemente a Madrid". Y añadió: "El Museo puede empujar pero también hace falta la implicación de otros sectores".

La intención es reunir en una exposición sobre Aurelio Suárez, los óleos, guaches y objetos del estudio del pintor que acaba de recibir la pinacoteca en esta última donación, junto al material con el que ya cuenta, como resultado de otras donaciones efectuadas por la familia en 2017. "El museo ya tiene el 90% de la obra y objetos de mi padre, salvo algunos objetos personales que aún reservo en mi poder", específica Gonzalo Suárez.

Parte de la historia de su familia ya está en la pinacoteca asturiana. "Esta donación incluye dibujos de mi abuelo, Abelardo Suárez Ibaseta, que seguro fue el referente de mi padre para empezar a pintar", dice el hijo del artista. Su madre, María Teresa Pomeda, también tiene presencia en esta donación en dos pinturas: una de 1990 que ella realizó y su marido terminó; y otra en la que aparece retratada por Joaquín Rubio Camín (1951). En esta línea, tan íntima y familiar, su hijo también ha donado una colección de relojes entre los que se encuentran el del artista, el de su hermano y el de su hijo. Su tío marinero, Gonzalo Suárez, aparece en la donación al Bellas Artes con varias de sus creaciones dentro de botellas; unos objetos que siempre formaron parte de la decoración del estudio del pintor gijonés.

Aurelio Suárez se "muda" al Bellas Artes con la donación de los muebles de su estudio

Aurelio Suárez se "muda" al Bellas Artes con la donación de los muebles de su estudio

Los elementos del estudio de Aurelio Suárez son la joya de la corona de esta última donación. Se mudan al museo la estantería con los libros que tenía dentro el estudio el pintor y una vitrina con ruedas sobre la que reposaban los pinceles y paletas del artista y guardaba dentro sus pinturas. Son muebles que el artista diseñó y sobre los que luego intervino con el gancho de la cocina de carbón.

La lámpara del salón, la mesa y la banqueta de estudio de Gonzalo J. Suárez cuando era niño, el tablero de ajedrez en el que jugaba la familia, y elementos de decoración como conchas y botes repletos de plásticos de colores que el artista recuperaba de la playa pasan de la casa del diseñador de Gijón al museo.

Completan esta donación -tercera y previsiblemente última- varias publicaciones, algunas de ellas con dedicatoria y referencia a Aurelio Suárez, marcapáginas y postales, una talla de madera que representa la cabeza de un niño, diferentes vidrios y metales así como una caricatura de Aurelio Suárez realizada por Alfredo Suárez (1941).