Actor muy querido, tanto por los espectadores de cine como por los de teatro o televisión, Juan Diego fue el gran protagonista anoche la gala de apertura de la quincuagésima sexta edición del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX). Un magisterio avalado por más de medio siglo de oficio y unos cuantos papeles memorables: del poeta San Juan de la Cruz a Franco, pasando por aquel señorito de "Los santos inocentes". Así que el público no dudó en ponerse en pie, en un teatro Jovellanos que cubrió su aforo, para rendir homenaje y expresar su cariño a un intérprete con tres "Goya", premio al que ha sido nominado hasta en nueve ocasiones. "Fenómeno", se escuchó en el patio de butacas.

Trajeado (sin corbata, camisa negra), Juan Diego salió al escenario del teatro Jovellanos para recibir el que es, posiblemente, el galardón más especial del FICX: el "Nacho Martínez". Un recuerdo al fallecido actor mierense. "Me estoy viniendo arriba", afirmó Juan Diego al tocar el cariño del público y al dejarse llevar por la rememoración del tiempo en que compartió amistad, proyectos y noches de bohemia y poesía con Nacho Martínez. Lo contó con voz de lija por un inoportuno catarro: la consecuencia del rodaje, hasta las cinco de la mañana, de su última película.

"Esta profesión es muy terrible", había afirmado Juan Diego horas antes, en un encuentro en el Antiguo Instituto con espectadores y periodistas. ¿Por qué? "¿Pues, porque que cada vez que trabajamos nos evalúan y examinan", respondió. Hizo entonces el canto de los premios y los reconocimientos, pero desde la lucidez que suele acompañar al actor: "En realidad no dependen de tus méritos". Y el elogio de la amistad: "Si uno no tiene amigos, se muere". ¿Y la situación del cine y del teatro españoles? "Está como el resto del país, mal", hizo resaltar. El actor, uno de los impulsores de la histórica huelga de cómicos de 1975, en plena dictadura, mantiene alerta su ideario de artista atento al mundo y a las gentes: "Hay que pelear y decir que la dignidad, que es lo que tenemos, no se pisa". Le entregaron el premio la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, y el director del FICX, Alejandro Díaz Castaño.

La gala duró una hora, más o menos. Presentada por la periodista Arantxa Nieto y el actor Santiago Alverú, se desarrolló a pie de un decorado inédito: la reproducción de una torre de alta tensión. Es el icono que el ilustrador César Sánchez ha plasmado en el cartel de la edición de este año, la segunda que comanda Díaz Castaño. "Es el Festival de Cine de Gijón más eléctrico", resumieron los conductores. La alta tensión y los vatios dan para muchos juegos de palabras, un filón al que el guionista Jorge Moreno supo sacarle algunas finuras. Energía positiva, alto voltaje... "En Xixón sabemos hacer un festival como dios manda", dejó claro Arantxa Nieto, que salió a escena con una bata que trocó rápidamente por un vestido más acorde con este tipo de eventos. Antes, a las puertas del Jovellanos, un poco de alfombra y sesión de fotos. Por allí andaban algunos de los directores asturianos que este año, más que nunca, tienen obra en las distintas secciones: Ramón Lluís Bande, Tito Montero o Diego Llorente.

Los presentadores de la gala trasladaron también el apoyo del FICX a la movilización de los trabajadores de Alcoa. Y pidieron una "inmediata solución". El público aplaudió. Acudió el consejero de Cultura del Principado, Jenaro Alonso. Una novedad. No es político que suela prodigarse en estas citas, pese a su responsabilidad en el Gobierno del Principado.

Foco también para otros dos homenajeados: los cineastas austriacos Tizza Covi y Rainer Frimmel. Recibieron el "Premio de Honor" del festival. La directora recurrió a su español para agradecer este reconocimiento y "dar gracias con todo el corazón". Recordó que Gijón fue precisamente el certamen que mejor trató uno de sus primeros trabajos. "La Pivellina". Podrá verse en la retrospectiva que el FICX dedica a los dos creadores. El filme se alzó en 2009 con el premio a la mejor película y a la mejor actriz.

La gala transcurrió bienhumorada. Promesa de Moreno. No estuvo mal la parodia de "Twin Peaks", con una muy libre traducción de David Lynch. Por el escenario desfilaron desde Maialen Beloki, subdirectora del Festival de San Sebastián, a Carmen Menéndez. La realizadora gijonesa abogó por una mayor presencia de las mujeres cineastas en los festivales. El premio de guión "Julio Alejandro", que concede la SGAE, fue para el cubano Amilcar Salatti. Subió feliz al escenario, junto con los dos finalistas.