El avance incontenible de las huestes musulmanas no encontró apenas resistencia en toda la Península Ibérica hasta que en el 718, siete años después de la invasión, las tropas astures acaudilladas por Pelayo vencieron a los árabes en Covadonga. Ese es, grosso modo, el relato comúnmente aceptado del origen del Reino de Asturias. Pero son muchos los historiadores que discrepan, en todo o en parte, de ese relato. Luis Agustín García Moreno, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Alcalá de Henares y miembro de la Real Academia de Historia, desgranó ayer, durante su intervención en el congreso "Nuevas visiones del Reino de Asturias", las circunstancias sociopolíticas que rodearon el declive del reino de Toledo y la invasión omeya, y planteó una hipótesis sobre el origen de la monarquía asturiana que exige retrasar la fecha de la batalla Covadonga cerca de dos décadas.

"Si hay una batalla en 718, o incluso en 722, ¿qué se hizo hasta que se consolidó el reino? Pero si retrasamos esa gran victoria cristiana hasta mediados del siglo VIII, todo cuadra. De ser en esos años, la rebelión bereber explicaría que ni hubiese réplica de los omeyas", reflexionaba ayer García Moreno, en una abarrotada Aula Magna de la Universidad de Oviedo.

El historiador construye esa hipótesis de trabajo sobre la crónica del Anónimo Mozárabe, de 754. En ese texto se refiere una expedición de Abd Al-Malik Ibn Qatan contra las montañas pirenaicas que, a su juicio, refleja la batalla de Covadonga.

García Moreno ya había esbozado esta teoría en un artículo científico, "Covadonga, realidad y leyenda", publicado en el Boletín de la Real Academia de la Historia. En ese texto precisa que la fecha probable de la batalla sería el 737, justo el año en el que se fija la muerte de Pelayo. Apenas dos años después, los bereberes se levantaron contra los omeyas en el Magreb y Al-Ándalus, en lo que se conoce como la "gran revuelta bereber". Este conflicto interno, que se prolongó más de tres años, sería a juicio de García Moreno la clave que explicaría la falta de respuesta por parte de los musulmanes a la victoria cristiana en la cordillera cantábrica.

La fecha de 718 para fijar la fecha de la batalla se debería a la coincidencia con otro suceso memorable: el 7 de junio de ese año se produjo un eclipse de sol visible desde buena parte de la península.

Durante esos veinte años que tradicionalmente se consignan como el gobierno de Pelayo, García Moreno considera que el noroeste peninsular podría haberse sometido al poder omeya mediante un pacto similar al que pudo sellar Agila II con los musulmanes para mantener su dominio en la zona nororiental.

La ponencia de García Moreno, sugerente y bien hilada, fue recibida con animosos aplausos por los asistentes al congreso, que se habían quedado sin poder ver a Roger Collins, de la Universidad de Edimburgo, en la conferencia inaugural. El historiador británico no pudo acudir a Oviedo por cuestiones personales, aunque remitió su conferencia, "El Reino de Asturias en la Europa de los siglos VIII a X", que fue leída por María Soledad Beltrán. Una sugerente ponencia en la que Collins analizaba cómo el reino de Asturias va tomando conciencia de sí mismo, y las relaciones políticas y económicas con otros reinos cristianos. Las sesiones se reanudan hoy, a las 9.00 horas, con una conferencia de María Josefa Sanz: "La escritura en el reino de Asturias".