Una nueva lente desarrollada por investigadores asturianos abre el camino a la fabricación de "gafas terapéuticas" que, sin alterar la calidad de la visión, nos permitan estimular la regeneración de las células de la retina y restaurar los efectos dañinos que causa la luz azul de las bombillas led y de las numerosas pantallas de dispositivos electrónicos a las que cada día estamos más expuestos.

Amador Menéndez Velázquez, investigador del Instituto Tecnológico de Materiales de Asturias (ITMA), colaborador habitual de LA NUEVA ESPAÑA, lidera el equipo de investigadores que han conseguido este avance junto con Neville Osborne, investigador del Instituto Universitario Fernández-Vega y de la Universidad de Oxford. Han desarrollado un filtro que bloquea la luz con longitudes de onda perjudiciales para el ojo y la transforma en luz con longitudes de onda beneficiosas para el mismo. Según los investigadores "este filtro podría incorporarse a una gafa, ejerciendo así efectos neuroprotector y terapéutico y sin alterar significativamente la calidad de la visión".

Los primeros experimentos biológicos "in vitro" con células de la retina proporcionan resultados muy esperanzadores, tal y como aparece publicado en el número de diciembre de la revista "Optical Materials". En el estudio han participado también los siguientes investigadores del Instituto Universitario Fernández-Vega: Claudia Núñez Álvarez, Susana del Olmo Aguado, Jesús Merayo Lloves y Andrés Fernández-Vega.

Luz terapéutica

Curar con luz es una de las nuevas fronteras de la ciencia, reitera Amador Menéndez en alguna de sus concurridas charlas de divulgación científica. Ésta es la meta que se ha fijado los científicos de este proyecto, que explican así el punto de partida de su investigación: "La luz interacciona con diferentes estructuras oculares pudiendo tener efectos positivos o negativos, dependiendo de la longitud de onda o color del espectro. La luz ultravioleta y azul pueden provocar diferentes daños en el ojo. En el caso de la luz azul, puede dañar las células de la retina, siendo un factor de riesgo añadido en glaucoma u otras patologías que pueden derivar en ceguera. Sin embargo, diferentes estudios ponen de manifiesto que la luz con longitudes de onda comprendidas entre el rojo y el infrarrojo cercano tiene efectos beneficiosos, llegando a estimular la regeneración de las células de la retina".

Así que lo que necesitaban era un sistema para convertir la luz azul en luz roja. Para ello acudieron a la nanotecnología -una de las disciplinas en la que trabaja Amador Menéndez- y lograron un filtro que bloquea la luz UV-azul (en el rango de 380-450 nanómetros) y en vez de perderla, como haría un filtro convencional, la convierte al rojo-IR cercano, en el rango entre 600-900 nanómetros. "De esta manera se logra una redistribución espectral de la luz incidente que permite la protección del ojo, al bloquear la nociva luz UV-azul, así como la terapia del mismo, al proporcionar cantidad extra de la terapéutica luz roja-IR cercana". Además, este efecto se consigue sin alterar significativamente la calidad visual pues absorbe sólo una franja del azul y emite sólo en cierta región del rojo. "El resto de emisión es infrarrojo cercano, invisible al ojo humano, y por lo tanto sin efecto alguno sobre la percepción visual", añaden los autores del trabajo.

Nanomateriales

El filtro oftálmico se ha desarrollado con nanomateriales luminiscentes, que absorben y posteriormente reemiten la luz. Así se fabrica esta novedosa lente: "Los nanomateriales luminiscentes se depositan en forma de lámina delgada sobre una lente convencional. Una combinación adecuada de estos nanomateriales permite absorber luz de unas determinadas longitudes de onda (UV-azul) y emitir luz de otras longitudes de onda (rojo-infrarrojo cercano), lo que técnicamente se conoce como conversión espectral".

En los experimentos biológicos se ha hecho incidir luz UV-azul sobre células de la retina, con y sin filtro entre la fuente lumínica y las células retinianas en cultivo. El filtro bloquea la luz UV-azul, logrando una atenuación de la muerte celular del 42%. Asimismo, la luz roja adicional emitida por el filtro (tras la conversión espectral) logra un incremento de la viabilidad celular (o porcentaje de células que sobreviven) del 12 por ciento.