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Hablemos en serie

Doce títulos para despedir el año

Propuestas serias como "The looming tower", divertimentos como "You" o "Bodyguard" y fiascos como "Manifest"

Kevin Costner vuelve al western

The looming tower: las enmarañadas bambalinas del 11-S diseccionadas con rigor antimaniqueísmo, austeridad emocional y sin toxinas indeológicas flagrantes. Papelón para el gran Jeff Daniels, implacable, lúcido, valiente, terco y de dudosa moral en asuntos amorosos y económicos. A veces, todo hay que decirlo, la serie a(co)gota con tanto dato y tanto personaje y tanta jerga de geoplítica en estado de excepción. Pero vale la pena.

The first, o una odisea espacial que en su primera temporada no lo parece y se asemeja más a un melodrama puro y duro con las diferencias irreconciliables entre un padre y una hija. Sean Penn se deja el histrionismo en casa y aporta a la historia una densidad emocional y una veracidad que la hace parecer mejor de lo que es en realidad. La segunda temporada, ya en el espacio, promete.

Press: el presente convulso de la prensa escrita británica con medios sensacionalistas y otros que aún creen en el rigor profesional por otro. Ben Chaplin encarna con más entusiasmo que conviccion a un tiburón informativo un tanto tópico y la historia recurre a las mismas trampas que denuncia para captar la atención del espectador, pero se deja ver y, además, es corta.

Bodyguard: empieza como una versión de la película de Costner y Houston en clave política con el romance clandestino de un escolta con su jefa, y a mitad del tinglado hay un giro violento que lleva la ficción a terrenos del thriller puro y duro con giros, volteretas y acelerones para que la audiencia no pierda el interés. Entretenida, un puntín absurda y con una estupendísima sorpresa final en un interrogorio que da un revolocón al asunto.

Yellowstone, o un homenaje al neowestern en una especie de "Dallas" con ecos de "Gigante". Culebrón vistoso, moderadamente divertido y destacable sobre todo por la presencia de un Kevin Costner imponente. El crepuscular plano final del último capítulo vale por toda la temporada.

Cobra Kay: secuela de "Kárate Kid" inteligente, divertida y con variaciones muy interesantes respecto a los personajes de las películas.

Manifest: empieza mal, sigue peor y llega al final en un derroche inagotable de mediocridades.

Sweet bitter: la alta cocina (o mediana) con aprendices inocentes en un mundo donde lo mejor y lo peor del ser humano entran en la misma olla. Digestiva e intrascendente.

You da una vuelta de tuerca a la historia romanticona del chico-conoce-chica con la peculiaridad de que el muchacho es un psicópata que siembra de muertos el entorno de la amada. Poca cosa pero tiene su gracia.

Vivir sin permiso: los primeros capítulos y el 11 que dirige el asturiano Marc Vigil tienen un sello cinematográfico que camufla los delirios de culebrón de los guiones. José Coronado impone pero Alex Monner, que hace de hijo, ofrece una interpretación indescriptible.

Gigantes: funciona mientras está Coronado y dirige Urbizu. Luego se desfonda sin remedio. Pena, penita.

Élite: un bodrio que parece escrito por un programa informático. Pijerío uniformado con historias que apestan a tópicos, reparto de guaperas insípidos y trucos a chorro para gustar a medio mundo. Objetivo conseguido.

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