El concierto de "El Mesías" que organiza la Fundación Princesa de Asturias es más que una tradición en Oviedo. No había más que pasarse anoche por el Auditorio Príncipe Felipe, que registró un lleno absoluto, para comprobarlo. Fueron numerosos los que se acercaron a la sala, pese a no tener entrada, a ver si pescaban un sitio libre. Lo que fuera necesario para asistir a un concierto que, pese a repetir cada año el mismo programa, nunca es igual. Y siempre es un acontecimiento.

El de este año fue un "Mesías" con sabor a despedida. Era el último de Alexander Vasiliev, el concertino de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), que se jubila tras 27 años en la orquesta. El cálido le brindó una calurosa ovación, acaso la mayor de la noche, al final del concierto. También era el último "Mesías" de Rossen Milanov como director de la orquesta, toda vez que se ha anunciado que deja el cargo al final de la presente temporada. Acaso por restarle aún ocho meses de labor en la región, el director no recibió un aplauso especial por parte del público.

Para esta interpretación de "El Mesías" de G. F. Haendel, Milanov optó por una OSPA reducida, aunque reforzada en el clave y el órgano con la presencia de Aarón Zapico. Los solistas -Sonia de Munck, Karina Demurova, Gustavo Peña y Mikel Zabala- fueron reconocidos por el público, especialmente las dos mujeres, que recibieron sendas ovaciones del respetable. La ausencia de bises -cuando en ocasiones anteriores se repetía el "Hallelujah"- y cierto ruido entre el público, con el sonido de algunos móviles inapropiados, fueron las notas menos positivas de la noche.