El Papa Francisco clamó ayer por un mundo más justo y fraterno, donde las diferencias de credo e ideas no sean vistas como "un daño o un peligro", sino como "una riqueza", durante su tradicional mensaje de Navidad previo a la bendición "Urbi et Orbi", desde el balcón de la Logia Central de la basílica de San Pedro. Un mensaje en el que imploró a palestinos e israelíes que "retomen el diálogo y emprendan un camino de paz que ponga fin a un conflicto que, desde hace más de setenta años, lacera la Tierra elegida por el Señor para mostrar su rostro de amor".

Francisco también pidió un diálogo que conduzca a la paz en otras regiones golpeadas por conflictos violentos, como Siria, Yemen, Nicaragua y Ucrania, y reclamó un consenso social en Venezuela para que el país pueda "encontrar de nuevo la concordia" y recupere la senda del desarrollo "ayudando a los sectores más débiles de la población". Por último, el pontífice se acordó de los cristianos que son perseguidos en varios países.