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Dos hitos de la NASA con participación asturiana

La Agencia Espacial Estadounidense afronta en el inicio del año dos misiones en busca de los orígenes de la vida y en el confín del sistema solar, con participación de la astrofísica ovetense Noemí Pinilla-Alonso

Dos hitos de la NASA con participación asturiana

La sonda espacial "New Horizons" de la NASA sobrevoló ayer Última Thule, el objeto celeste más lejano jamás explorado por la humanidad, un asteroide rocoso situado a 6.500 millones de kilómetros del Sol cuyo indicativo técnico es 32014 MU69, pero al que los astrofísicos han apodado con el término griego usado por geógrafos romanos y medievales para indicar un lugar "situado más allá del mundo conocido". Además de ese logro, la agencia espacial estadounidense terminó el año 2018 con otro hito de la exploración espacial: la sonda Osiris-Rex se colocó en órbita de un pequeño asteroide de 500 metros de diámetro llamado "Bennu", que órbita alrededor del Sol y cuya antigüedad es similar a la formación de nuestro sistema solar. Su estudio permitirá conocer mejor cómo se originó la vida en la Tierra. Ambas misiones tienen en común un nombre asturiano: la astrofísica Noemí Pinilla- Alonso, actual responsable científica del emblemático observatorio de Arecibo (Puerto Rico) participó en la planificación y análisis de los cuerpos celestes cuyos secretos tratan ahora de desvelar estas dos naves no tripuladas.

Noemí Pinilla-Alonso, que en mayo del pasado año fue nombrada "Asturiana del mes" de mayo por LA NUEVA ESPAÑA, es experta en los denominados "objetos transneptunianos", aquellos que se encuentran más allá de Neptuno. Hay 3.000 identificados. Pero podría haber cientos de miles.

Última Thule -situado más allá de Plutón, un cuerpo celeste (ya no se considera planeta) que la sonda "New Horizons" inspeccionó en 2015- puede tratarse en realidad de dos objetos muy cercanos entre si. La sonda tomará fotografías de alta resolución durante 72 horas desde 3.500 kilómetros de distancia con el objetivo de reconocer su superficie y composición y averiguar si tiene atmósfera u otros cuerpos celestes alrededor. "New Horizons" estuvo seis meses de hibernación hasta junio de este año, cuando retomó su trayecto a este misterioso objeto celeste, de apenas 30 kilómetros de diámetro.

"El balance de esta misión ("Nex Horizons") es muy positivo. De ella hemos aprendido que no sólo los planetas de nuestro sistema solar pueden ser apasionantes, sino también los cuerpos celestes", declaraba Noemí Pinilla-Alonso en una entrevista en exclusiva con LA NUEVA ESPAÑA, concedida tras conocerse su nombramiento al frente de Arecibo. Esta sonda ha permitido comprobar "cómo la atmósfera de Plutón está estratificada por capas de polvo que se van depositando sobre la superficie, como si fuera una calima de partículas de hidrocarburos, o que el polo norte de Caronte está cubierto con este mismo tipo de material, en lugar de huelo, con lo cual, podría provenir de Plutón", explica la astrofísica ovetense.

Última Thule está ubicado en una de las regiones más remotas del Sistema Solar, conocida como el cinturón de Kuiper, en honor al astrónomo que predijo su existencia en la década de los años cincuenta, Gerard Kuiper. Los científicos y astrónomos a cargo de esta misión esperan que la información que recabe ayude a entender mejor la formación del Sistema Solar y cómo se construyeron los planetas.

El último día del año, la NASA colocó la sonda "Osiris-Rex" orbitando a sólo ha entrado en órbita a sólo un kilómetro y medio alrededor del asteroide "Bennu", un objeto que Noemí Pinilla ayudó a caracterizar de cara a su posterior exploración. ¿Qué tiene de especial "Bennu"? Su edad: se formó hace 4.500 millones de años, es un asteroide primitivo cuya composición ha permanecido inalterada desde entonces, con lo que podría decirnos mucho no sólo sobre nuestra estrella y sobre todos los planetas del sistema solar sino también sobre "las moléculas prebióticas que pudieron originar la vida en nuestro planeta", indicaba Noemí Pinilla-Alonso a este diario en un reportaje sobre la misión de la Osiris-Rex.

Esta sonda, del tamaño de una camioneta, pesa dos toneladas y media y será el primer "minero espacial". Ahora está en órbita en torno a "Bennu" pero irá acercándose al asteroide para entrar en contacto con él en 2020. Será una maniobra muy breve, de unos segundos, lo suficiente para que su brazo articulado pueda recoger un máximo de 2 kilos de muestra de su superficie. Posteriormente, la sonda volverá a la Tierra y soltará su "paquete", que podrá ser recogido en la superficie terrestre en las proximidades de la ciudad estadounidense de Salt Lake City.

"Bennu", con unos 500 metros de diámetro, que viaja alrededor del sol a una velocidad de 100.000 kilómetros por hora, es el cuerpo planetario más pequeño que se ha orbitado y la órbita más cercana de una sonda alrededor de un objeto celeste, según subrayó ayer el Laboratorio Planetario de la Universidad de Arizona, que lidera la misión con la NASA.

Aunque habrá que esperar a 2023 para recibir la muestra recogida por Osiris-Rex, la sonda ya transmite datos sobre el asteroide. La nave llegó a las inmediaciones de "Bennu" el pasado 3 de diciembre y descubrió la presencia de agua en ese asteroide primitivo. Dicha información indica la presencia de hidroxilos, moléculas que contienen átomos de oxígeno y de hidrógeno adheridos entre sí. Los investigadores responsables de la misión entienden que estos hidroxilos se encuentran en todo el planetoide, aunque la NASA considera que su presencia sería "apenas residual".

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