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La falta de espacios y de voluntad política aleja los grandes espectáculos de Oviedo

Los promotores avalan el modelo de Gijón, "saben que la música en directo aporta riqueza", y se quejan de las trabas en la capital: "Es dificilísimo trabajar con ellos"

Lenny Kravitz, con una niña tras su concierto en Gijón en 2015. Junto a estas líneas, de izquierda a derecha: Elton John en el Palacio de los Deportes de Gijón en 2015, Iggy Pop en Oviedo en 2015 y "Maná" en Gijón el pasado verano. J. P. / M. G. / Á. G.

Los amantes de la música tuvieron un regalo de Navidad adelantado, el pasado 21 de diciembre: el anuncio de que Bob Dylan volverá a actuar en Asturias, veinte años después de su último concierto. Será el tercer concierto del Nobel en la región, todos ellos en una misma plaza: Gijón. Una localidad que también acogió las tres actuaciones de Bruce Springsteen y, en los últimos años, conciertos de Elton John, Lenny Kravitz y Maná, entre otros. En cambio, Oviedo y, en menor medida, Avilés no tienen acceso a este circuito. Algo que, a decir de los promotores y productores musicales de la región, se explica por múltiples factores pero que, en el caso concreto de la capital, se debe principalmente a una falta de planificación a medio y largo plazo, y a la rigidez de una administración que carece de interlocutores claros y de una estructura definida para la gestión de este tipo de actividades.

El productor y promotor musical Carlos Barral, de "El Cohete Internacional", aporta una visión global sobre la escena de la música popular en la región: "Tenemos que pensar que ha habido un cambio de paradigma: un gran concierto, como el de Dylan, que hace unos años se podía organizar desde la administración, ahora lo tienen que impulsar promotores locales, que cuenten con un apoyo claro en infraestructuras, y también económico, por parte de las instituciones. Eso en Oviedo lo ha habido toda la vida con la música clásica, pero en Gijón se ha hecho, y se está haciendo, con la música popular".

Esta trayectoria marca una distinción entre las dos ciudades. "Hablamos de una trayectoria de muchísimos años que te acaba poniendo en el mapa, estás en el circuito", precisa Barral, que también alude a la mayor población de Gijón como una cuestión a tener en cuenta a la hora de asumir el riesgo que supone organizar un gran concierto.

Pero junto a estos factores, el promotor incide en otras cuestiones de tipo práctico que resultan, a la postre, determinantes. "Ahora no estamos en la época de los grandes conciertos en El Molinón, porque los tiempos han cambiado y, también, porque ha habido algunos fracasos. Son inversiones muy arriesgadas. Pero Gijón tiene recintos en los que tienen la capacidad de hacer conciertos de mediano formato, de 3.000 o 4.000 espectadores, que es lo que se hace ahora, como puede ser el palacio de los deportes. En Oviedo no hay espacios así. Y a eso, hay que unir una mayor claridad de las instituciones, que ven estos conciertos y la programación cultural como un foco primordial para atraer turismo, y a lo mejor en Oviedo no se tiene tan claro", sostiene Barral.

"Hay una diferencia crucial entre trabajar en Oviedo y en Gijón: en Oviedo es dificilísimo trabajar con la administración pública a la hora de hacer una programación para un recinto como puede ser un teatro", sostiene el promotor Marino González, de Two Monkeys.

Espacios

El problema de la idoneidad de los recintos es una muestra de la falta de planificación a largo plazo. "Si queremos hacer un concierto de gran formato, en Gijón tenemos diferentes tipos de recintos: está el palacio de los deportes, la plaza de toros, el pabellón central de la Feria... pero en Oviedo no existe un espacio público para hacer estos conciertos en un momento que no sean las fiestas de San Mateo", sostiene Marino González.

En teoría, Oviedo podría replicar buena parte de estos espacios, pero en la práctica no están adecuados para las necesidades de un gran concierto. "Recuerdo haber ido a ver a 'Status Quo' al pabellón de deportes de Oviedo, en los años ochenta. Pero fue un desastre, era inaudible. Son pabellones antiguos que es necesario adecuar, porque el retardo del sonido los hace inapropiados para estos conciertos", sostiene el promotor Béznar Arias.

La problemática de los recintos remarca las diferencias entre Avilés y Oviedo. En la villa del Adelantado, el Ayuntamiento ha contratado las obras para mejorar la acústica del pabellón de La Magdalena y ampliar su aforo hasta los 6.000 espectadores, con el objetivo de que pueda albergar conciertos. El consistorio invertirá 344.000 euros en esta obra.

"Es una apuesta de poco riesgo. Si con 400.000 euros se pudiera arreglar el problema de sonido del palacio de los deportes de Oviedo, que me digan que no sería rentable. Pero es que hay una diferencia, que es que en Avilés se quiere apostar por este modelo: que el inicio de las giras de Víctor Manuel y de Luz Casal fuesen allí no es por casualidad. Fue Avilés a buscar esos conciertos, no al revés", sostiene Enrique Granda, de Santo Grial.

En Oviedo, la posibilidad de adecuar la plaza de toros o las pistas de San Lázaro, dos propuestas que baraja el Ayuntamiento, son recibidas con prudencia entre los promotores. "San Lázaro no es la panacea, tiene todas las deficiencias que puede tener y más, es otro remiendo. Hacer un concierto ahí es carísimo", afirma Granda.

Interlocutor

Lo que todos los promotores tienen claro es que en Oviedo hay una base social para sostener una programación continuada, durante todo el año, de música popular. Lo demuestra el auge de conciertos en salas pequeñas, de carácter privado. "En formato sala, si te paras a mirar, hay más en Oviedo que en Gijón: de un lado tienes Sir Laurens, La Salvaje, Lata de Zinc, Estilo e incluso Tribeca; y del otro Albéniz, Acapulco y Memphis, prácticamente", enumera Marino González.

"El tejido de conciertos de pequeña y mediana escala en Oviedo está muy por encima que el de Gijón, pero es cierto que el modelo es otro. Entre la iniciativa privada que hay en Oviedo, muchos no vivimos de ello, no buscamos una rentabilidad económica", afirma David Cuerdo, de "La Salvaje". Pero fuera de las salas, y de una iniciativa plenamente privada, la dificultad para impulsar un concierto de mayor escala en Oviedo es mayúscula. Y en ello tiene mucho que ver, insisten los promotores, la rigidez de la administración.

"En Oviedo hay un problema claro, que es que no tienes un interlocutor para la mayor parte de las cosas. Hay un círculo en el que se manejan estas cosas al que no te dejan acercarte", sostiene Enrique Granda. "Estoy seguro de que todos los promotores estaríamos encantados de trabajar en Oviedo, pero es dificilísimo que te den fechas y unas condiciones adecuadas en los espacios. En Gijón y Avilés todo son facilidades, pero en Oviedo no percibimos ningún tipo de interés", añade Marino González.

Los promotores explican que, a la hora de proponer un concierto en Gijón o Avilés, los interlocutores están claros: Divertia en la villa de Jovellanos, y los gerentes del Niemeyer o del Palacio Valdés en la del Adelantado. Pero en Oviedo, no saben ni a quien dirigirse.

"Divertia es un paradigma, el ejemplo de cómo han de funcionar las cosas. Tienen personas que saben de lo que hablan. En Oviedo no hay esa claridad, desde hace tres años. No hay un interlocutor, los promotores no saben con quién han de hablar, y eso lleva a que haya una desconexión", afirma Béznar Arias. "La gente de Divertia trabaja allí desde hace veintimuchísimos años. Son personas que saben de lo que hablan y que entienden las necesidades que puede tener un concierto de estas características. En Oviedo no hay gente que se pueda poner específicamente con esto, porque Cultura está desbordada. Y el problema no es de cualificación, sino de otro tipo, porque en la administración hay personas capaces: hablamos de cargos, no de personas", reflexiona Enrique Patricio, de EP Management.

"En Gijón son todo facilidades porque se tiene muy claro que la música en directo es un tractor turístico, y en Avilés también lo saben. La música es lo que más entradas vende en este país, y lo que hace que la gente se traslade y venga a alimentar la ciudad. Por eso en Gijón, en verano, las plazas turísticas están completas", asegura Marino González.

"La razón por la que Gijón se lleva todos los proyectos es porque es una ciudad ambiciosa, gobierne quien gobierne. Y porque las personas que tienen la potestad, sean del partido que sean, aman a su ciudad por encima de todo y tienen ganas de que vaya para arriba", concluye Béznar Arias.

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