Un asteroide lleva su nombre: el "10689 PinillaAlonso". La asturiana Noemí Pinilla-Alonso convocó ayer a su familia para recibir la distinción de "Asturiana del mes" de mayo de LA NUEVA ESPAÑA tras el hito que supuso en su carrera la designación como responsable científica del radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico), uno de los mayores y más icónicos del mundo. Acompañada de su emocionada madre, María del Canto Alonso, y de hermanos, cuñadas y sobrinos, la astrofísica recibió los tres atributos que dan cuenta de la concesión: una caricatura de Pablo García, la estela de José Manuel Legazpi y la reproducción de la página del periódico. Los entregó la directora de LA NUEVA ESPAÑA, Ángeles Rivero, acompañada del exdirector Melchor Fernández Díaz y del redactor jefe Vicente Montes.

Destacó Ángeles Rivero que se premia una carrera que "está empezando, en pleno crecimiento. Nuestra intención era honrar el talento y la dedicación en algo muy específico y especializado de alguien que estudió en Oviedo y luego completó su formación en Estados Unidos. Asturias fue su trampolín para hacer realidad sus sueños. Ya de pequeña aspiraba a conocer los secretos del universo, y su actividad profesional le ha permitido tocar el cielo con los dedos. Como asturianos nos sentimos muy orgullosos de que, además de tener talento, inteligencia y tesón, sea alguien con los pies en el suelo aun estando pendiente del universo. Alguien que no ha olvidado a sus amigos ni a la gente que la ayudó. Es doblemente emocionante premiar a una persona por ser un ejemplo personal y profesional".

Conmovida y agradecida, Pinilla-Alonso dejó que fuera su familia quien dictaminara si la caricatura con la que fue obsequiada hacía justicia. "¿Soy yo?", preguntó, y su madre lo decidió al instante: "Lo eres. Ésa es tu sonrisa". Sonriente y feliz, la homenajeada dijo que la distinción "significa mucho, y más viniendo de un periódico que mi padre leía todos los días. Yo heredé de él esa pasión. Estoy muy agradecida a la atención que se dedica a lo que hago. Me quedé sin palabras cuando me lo dijeron". Mientras sus sobrinos jugaban cerca con muñecos de dinosaurios (¿futuros científicos en ciernes?), la astrofísica daba una clase magistral sobre los objetos transneptunianos de los que es especialista (bromeó con la posibilidad de ganar el bote de un concurso televisivo que formule una peliaguda pregunta sobre ellos) y se mostró convencida de que en 15 o 20 años se podrán enviar misiones ambiciosas con sondas y robots que ayuden a descifrar más secretos del universo, igual que ahora conocemos mejor Plutón: "Con una impresora en 3D se podrán reciclar piezas de plástico para crear otras distintas y más complejas".

Como investigadora independiente siempre tuvo claro que, "aterricé en la NASA en 2009 gracias al doctorado de Astrofísica en Canarias y a la financiación del sistema español y europeo. No me duelen prendas en decir que desde España se puede llegar muy lejos".

Conoce bien cómo se trabaja en Estados Unidos y en España. "Allí", explica, "hay un sistema muy perfeccionista, hay mucha competitividad ya desde la infancia, desde la misma guardería. Son muy individualistas, protegen mucho lo que hacen y ocultan información. Siempre pensando en hacer mejor las cosas y destacar. En España se trabaja más en equipo, unos pueden ser buenos en una cosa y otros en otra. Lo malo es que se pueden crear estructuras piramidales demasiado dependientes de un líder. Cuando ves en un congreso a un grupo con alguien en cabeza y detrás congresistas que le siguen como pollitos, ya lo sabes: españoles". Hay otra diferencia importante: "Tienen más medios. Y, además, acceso directo a los representantes políticos para hacer reclamaciones que llegarán al Congreso porque saben que luego irán a pedir el voto a quienes las hicieron".

Está tristemente habituada a los recortes de presupuesto: "Cuando volví de Estados Unidos, mi sueldo se recortó dos veces en tres meses, y tuve que pagar de mi bolsillo durante varios meses la asistencia a congresos". Matiza que "no es cuestión de que nos parezca poco siempre lo que recibimos. No sirve de nada invertir en ciencia para alcanzar un nivel y luego parar esa inversión, porque lo que va hacia atrás no vuelve al mismo punto. Los demás siguen avanzando y si pasas de 1 a 10 no vuelves al 1, sino mucho más atrás. No podemos consentirlo porque la inversión en ciencia es conocimiento y un avance para todos".