Juan Cueto hubiera dado el visto bueno al guión de su despedida. Las lágrimas, a buen recaudo. La solemnidad, proscrita. Los recuerdos, en primer plano. Emoción sí, pero cautiva de sonrisas. El intelectual asturiano, fallecido el lunes en Madrid a los 76 años tras una larga enfermedad, quería que su última película transcurriese en Oviedo y así fue: el tanatorio de El Salvador fue el escenario en el que se representó a partir de las seis y media de la tarde fría y despejada una despedida sencilla antes de la incineración.

No estaba previsto que hubiera palabras en ese guión, pero al final los expresidentes del Principado Juan Luis Rodríguez-Vigil y Pedro Silva, el escritor Miguel Barrero y la hija de Juan Cueto, Ana, tomaron la palabra para destacar la grandeza intelectual del fallecido y su ilimitada generosidad.

Pero no hagamos spoiler. Primero, la familia de Cueto recibió las condolencias en una sala que pronto se quedó pequeña ante la llegada de escritores, artistas, periodistas, políticos, representantes de la Universidad... Creadores, pensadores, gestores. Facetas que Cueto reunía en una sola persona. Al frente de la familia, su hija Ana. Una bella sonrisa que contagiaba serenidad. El nieto de Juan, Sami -de Samuel-, era a sus 15 años la viva imagen de la entereza. La emoción iba por dentro. Los pasillos eran un ir y venir de periodistas (Juan de Lillo, Javier Asenjo, Carlos Rodríguez...), políticos (Antonio Masip, José Antonio García Casal "Pity", Pedro de Silva, Juan Luis Rodríguez-Vigil, Javier Vidal, Adrián Barbón), pintores como Jaime Herrero ("Vaya racha..."), la librera Conchita Quirós, el catedrático Santos González; la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo; el profesor Lluis Xabel Álvarez, el rector Santiago García Granda, el director de la Fundación EDP Nicanor Fernández, escritores (Francisco García Pérez, Xuan Bello, Miguel Barrero); el consejero de Sanidad, Francisco del Busto; el presidente de Amnistía Internacional en Asturias, Ignacio Bernardo; la profesora del Conservatorio Ana Cristina Tolivar Alas o el exdirector de la Alianza Francesa Frank Menéndez.

Rodrigo García es sobrino de Juan Cueto. Y ayer, junto a su hija, era la viva imagen de la gratitud hacia un hombre único e irrepetible que le inoculó la pasión por el cine. "Antes que Silicon Valley existió Somió Valley, y lo creó Juan", resumió con orgullo.