El artista asturiano Herminio (La Caridad, 1945) celebraba ayer su septuagésimo cuarto aniversario sin aflojar la inquietud creativa que le es propia, una marca de nacimiento. Pero feliz porque hoy viaja a Gijón para inaugurar, en la sala Aurora Vigil-Escalera, una exposición en la que reúne piezas firmadas a lo largo del último año y otras de los años noventa. Tres décadas de una infatigable búsqueda a partir de los temas que le han obsesionado sin interrupción desde que se diera a conocer como creador, uno de los autores fundamentales de la actual escultura española: el movimiento, el equilibrio, la física espacial de los objetos, los campos magnéticos... Y siempre desde una exigente formulación estética que hace reconocible todo lo suyo: "He trabajado toda mi vida en busca de una obra que tuviera algo mío".

Para Herminio, que ha heredado como artista muchas de las preocupaciones que ocuparon a los vanguardistas rusos -también las de Alexander Calder y otros-, el verbo "trabajar" tiene su sinonimia en el de "disfrutar". Así que dice: "Trabajé mucho o disfruté mucho". Como si fueran oraciones de equivalente semántica. Y esa capacidad de gozar con lo que idea y concreta con sus manos es evidente en las treinta y cuatro piezas que se ponen bajo el título "Los pasos de Herminio", la exposición que inaugura hoy.

"Los años me han ido llevando a hacer cosas distintas y por eso me apetecía esta retrospectiva; es una manera de diferenciar los tiempos y de ver también los puentes que hay entre unas obras y otras", explica el artista. En la sala del primer piso de la galería se muestran quince piezas; la última concluida hace apenas unos días. Hay bastantes obras de 2018, aunque también encontramos una instalación ("L-32") de hace una década sobre los campos magnéticos.

Son trabajos en los que el artista utiliza los materiales y asombrosos acabados que caracterizan sus creaciones: metal, hilo, metacrilatos, aluminio, cristal... Y los colores rojo, negro y blanco. No hay aquí piezas en esos amarillos a los que ha recurrido en otros tramos de su carrera. "Bueno, mi obra ha ido evolucionando porque empecé a quitar cosas, a simplificar, aunque he estado siempre muy interesado por lo cinético, por la creación del movimiento dentro de una obra, como se puede ver en los móviles", explica Hermino. Y también, dice a renglón seguido, por la relación del espacio y el tiempo. O mejor, por esa percusión de índole casi metafísica que viene acompañando a la humanidad desde que los primeros artistas imprimían sus manos y pintaban animales en las cuevas paleolíticas: "Detener el tiempo".

En la planta baja de la sala Aurora Vigil-Escalera se agrupan las diecinueve piezas restantes, firmadas entre los años 1999 y 2003. Una época en la que Herminio usó el alambre, los hilos, la madera y los campos magnéticos para componer unas muy delicadas, siempre expresivas, formas sobre el equilibrio. Hay, además un grabado. Su inclusión es acertada. La obra gráfica de Herminio se conoce menos, pese a que también le ha dedicado tiempo y concentración: "Tengo bastante hecho porque en mi taller de La Caridad conservo un tórculo; aunque he hecho muchas pruebas, es obra que no expongo".

"Los pasos de Herminio" es una exposición que llega casi tres años después de su última monográfica en Asturias, cuando en marzo de 2016 eligió también la sala Aurora Vigil-Escalera. A la galerista se la veía ayer muy satisfecha con su primera propuesta de este año, después de la antológica que montó con artistas de la galería para celebrar treinta y cuatro años de andadura profesional.

"Es uno de los artistas españoles más interesantes: ha creado un sello propio y es de una gran exigencia con sus creaciones, fiel a unos principios", afirma la galerista. Para Aurora Vigil-Escalera, Herminio es siempre sustancial aunque pueda pasar de un material a otro; alguien capaz de hacer que tres elementos convivan en un plano hasta constituirse en un emblema del espacio y del tiempo, de la permanencia y de la fragilidad: "Es un artista que ha aportado y aún tiene mucho que aportar; y que lo hace, además, desde su taller de La Caridad".

"Aunque algo menos porque los años pasan y pesan, sigo trabajando", afirma Herminio. Pero ya sabemos que estamos ante uno de esos artistas que hacen de su labor un sutil y generoso gozo.