Kent Nagano, director de orquesta californiano de origen japonés, es uno de los maestros más reconocidos del panorama internacional de la música clásica. Una de sus apariciones recientes más mediáticas ha sido el concierto que ofreció en 2017 para los líderes del G-20 en Hamburgo. Mañana comenzará una gira por España junto a la violinista Veronika Eberle y la Orquesta Filarmónica de Hamburgo, que dará comienzo en el Auditorio Nacional de Madrid, y continuará en Oviedo el miércoles a las 20.00 horas dentro del ciclo "Los Conciertos del Auditorio" que celebra los 20 años de la inauguración del Príncipe Felipe.
- Hábleme del programa.
-Hemos elegido un programa que nos represente. La Orquesta es la Filarmónica de Hamburgo, por lo que elegimos Brahms, que vivió en esta ciudad y es parte de nuestra historia. De él hemos elegido dos de sus obras más destacadas: el concierto para violín y su Sinfonía nº 4. Pero además quería algo que representara a España en el concierto, por lo que pensamos que contar con un compositor español y una nueva obra suya sería un bonito detalle, por eso contamos con Jesús Rueda. Estamos comprometidos con la música contemporánea.
-Hoy se presenta su último trabajo "Wagner readings".
-Me entusiasma especialmente, lo llevo a cabo en colaboración con la agrupación "Concerto Köln", que son especialistas en interpretaciones historicistas de compositores como Mozart o Bach, por poner algunos ejemplos, sus interpretaciones llegan hasta la época de Beethoven. En este trabajo hemos querido ir más lejos y revisar la obra de wagner.
-¿Se refiere a interpretar Wagner bajo la estética historicista?
-Sí, ciento cincuenta años más tarde de los estrenos de sus óperas hemos vuelto a las fuentes que él dejó, a sus manuscritos, a los apuntes sobre el tratamiento de la voz, de la instrumentación y del sonido se conservan. "Concierto Köln" ha realizado un trabajo fantástico reconstruyendo incluso instrumentos diseñados por el propio compositor que se hicieron específicamente para interpretar la música de Wagner y que habían desaparecido.
-Ha habido otros intentos previos de interpretar Wagner así y han fracasado...
-Una de las ideas que siempre aparecen cuando se aborda el tema de la interpretación historicista es la de "vibrato" sí o "vibrato" no; bien, lo que nosotros hemos hecho es jugar con otros parámetros que nos consta se utilizaban a mediados del siglo XIX en la música de Wagner, como son los "glissandi", cuando "arrastramos" una nota grave hacia una aguda o al contrario, y los cambios de tiempo entre los distintos pasajes de la obra, con lo que se cambia el carácter por completo y su expresividad, y además es una forma fiel de interpretar este tipo de música.
-Su sueño es que todo el mundo tenga acceso a la música clásica con independencia de su poder adquisitivo.
-Con ello quiero decir que no sería justo que una élite se apropiase de un bien cultural como es la música. Compositores como Mozart y Beethoven escribían para la gente, para el público. Si los trajéramos al día de hoy, serían como una especie de superestrellas del rock, algo así como Mick Jagger (risas). Estos hombres no pertenecen a ninguna ideología, es más eran unos avanzados para su época, que buscaban precisamente distanciarse de esa élite poderosa. Hoy en día, si queremos llegar más al público, debemos dejar los auditorios.
-Quizá su argumento tenga mucho que ver con sus circunstancias personales durante su juventud en California.
-Sí, en cierta medida sí. Nosotros vivíamos casi aislados, plantábamos hortalizas en el campo, las comunicaciones no tenían nada que ver con toda la tecnología, el desarrollo de las comunicaciones y la globalización que existen hoy día, y que permiten al público acceder inmediatamente a actuaciones que se están llevando a cabo en directo al otro lado del mundo.
