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La "Gioconda del Prado" se reivindica

El profesor asturiano González Romero afirma en un rompedor libro que la "Mona Lisa" madrileña, con mejores materiales que la del Louvre, es la principal de las que pintó Leonardo

La "Gioconda del Prado" se reivindica

La "Gioconda" del Museo del Prado, obra que llegó a la pinacoteca madrileña en 1819 y cuya restauración fue presentada el 21 de febrero de 2012, es la principal de las tres que pueden atribuirse a Leonardo, incluida la del Museo del Louvre, considerada históricamente como la auténtica obra maestra del genio florentino del Renacimiento. Es la tesis que el profesor asturiano José Fernando González Romero (Oviedo, 1950), defiende en el libro "El final de un mito: la 'Gioconda' del Museo del Prado" (Trea), donde asegura que estamos, en realidad, ante un original múltiple que tiene una autoría coral.

González Romero justifica sus conclusiones en los materiales que utilizó Leonardo para su "Mona Lisa" madrileña, considerada hasta ahora como una "cenicienta" frente a su gemela parisina. El maestro reservó para la que se conserva en el Museo del Prado madera de nogal, más cara y de mejor calidad que la de la parisina, pintada sobre tabla de álamo. Y, además, empleó lapislázuli (una piedra semipreciosa) y laca roja, mientras que los utilizados en la del Louvre son de bastante peor calidad. Tanta que la restauración de esta obra, a diferencia de lo que ha ocurrido con la madrileña, se ha ido dilatando por temor a lo que pueda ocurrir.

"¿Qué maestro reserva los mejores materiales para una copia y pinta la obra principal en otros de bastante peor calidad?", pregunta el profesor. Esa elección explica, a su juicio, la mejor conservación de la del Prado. Y añade: "Siempre jugó un papel de cenicienta, hasta que un día una restauración mostró su verdadera personalidad". En cambio, la "Gioconda" del Louvre es "una figura irreal por la alteración de la imagen primigenia". Y más: "Se está muriendo lentamente, corriendo el riesgo de desaparecer". González Romero subraya: "La primera (la del Prado) parece más joven, tímida y femenina; la segunda, al perder sus pestañas y cejas, un tanto mayor, autosuficiente y andrógina".

La "Gioconda del Prado", que se pintó al mismo tiempo que la del Louvre y con correcciones similares (los arrepentimientos o "pentimenti"), se ha atribuido hasta ahora a un alumno aventajado del maestro. Una obra hecha bajo la dirección de Leonardo. González Romero rechaza esa interpretación, que considera interesada. La "Mona Lisa" parisina está considerada como la pintura más cara de la historia del arte. Algunas tasaciones fijan su precio en algo más de setecientos millones de dólares y está asegurada en otros cien. Es el gran reclamo de uno de los principales museos del mundo y foco de atracción de multitudes. Hasta su restauración, la madrileña no ha interesado más que a especialistas y como mero objeto de comparación. Durante años permaneció en la oscuridad de los depósitos.

Fernández Romero, especialista en el gótico radiante o en el modernismo, entre otros estudios, no es uno de esos impenitentes leonardianos que sigue todas las polémicas sobre el maestro. Su fascinación por la "Gioconda" se produjo en una visita al Museo del Prado: "Estaba solo frente a esa obra y me pareció que hay muchas contradicciones en lo que se dice de este cuadro y de su retrato gemelo; es como un puzle, como una novela de Agatha Christie, pero la solución es maravillosamente sencilla".

Para el investigador, quien recuerda la descripción de Giorgio Vasari sobre una Gioconda con "pestañas y cejas", estas obras -la madrileña y la parisina, pero también la llamada "Mona Lisa de Isleworth", que está en Zúrich- son resultado de una "autoría coral". "Estamos ante un original múltiple", señala. La "Mona Lisa" suiza sería un "primer experimento" de Leonardo, que continuó en las otras dos piezas. Pero reservando los materiales de mayor calidad (la madera de nogal, el lapislázuli...) para la versión definitiva, la que sería la "principal", según Fernández Romero; o sea, para la que se guarda en el Prado.

"La hipótesis más plausible hasta el momento sobre el encargo de la 'Gioconda' sería la siguiente: en primer lugar, estamos ante un original múltiple, duplicado o triplicado, realizado entre 1503 y 1506, que nunca se entregó a su cliente". Éste fue, según coinciden los estudiosos, el comerciante florentino Francesco del Giocondo. Encargó un retrato de su esposa, Lisa Gherardini, posiblemente para la casa o el negocio familiar. Fernández Romero precisa: "Sus versiones (las de Leonardo) ofrecen una clara jerarquía en sus calidades, en este caso en favor de la del Prado, y finalmente, la iniciativa de su autoría coral corresponde a Leonardo, que cuenta con la ayuda de un pintor avezado en su especialidad, como puede ser Fernando Yáñez, y no la de un mero aprendiz".

Es otro de los subrayados importantes de la tesis del profesor asturiano, para quien los "equívocos" sobre la "Gioconda del Prado" no pueden dilatarse más tiempo. Para González Romero, resulta plausible que este Fernando Yáñez (hay obra suya en el Museo de Bellas Artes de Asturias) fuese el mismo que aparece en una nota sobre Leonardo como Ferrando Spagnolo.

El investigador, que elogia la restauración firmada en el Museo del Prado, no entiende en cambio la escasa defensa española de la "Gioconda" madrileña. "El Museo del Louvre, con su defensa a capa y espada de la 'Mona Lisa' parisina, no dudó en detener su restauración, retrasar su cronología y evitar el cotejo de su ADN con el de la 'cenicienta' madrileña", afirma en su libro. Dicho de otro modo: "La gente sólo ve el dinero. Y mientras Francia y el Louvre defienden a ultranza su copia, España no lo hace".

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