Bajo el título "La ética y los valores: el camino para la sostenibilidad", la Asociación Española de Directivos (AED) presentó ayer un código y normas de conducta para los directivos. El documento es fruto del trabajo de la Comisión de Ética, Valores y Buen Gobierno de la AED, integrada por Jordi Canals, exdirector general del IESE; Adela Cortina, catedrática de Ética de la Universidad de Valencia; Antón Costas, catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona; Alberto Durán, vicepresidente ejecutivo de la Fundación ONCE; Isidro Fainé, presidente de la Fundación Bancaria "la Caixa" y presidente de honor fundador de AED; Rosa García, expresidenta de Siemens; los abogados Antonio Garrigues y Miquel Roca; y Xavier Brossa, vicepresidente primero de AED y coordinador de la comisión.

Juan Antonio Alcaraz, presidente de la AED, manifestó que "la dimensión ética está siempre presente en la toma de decisiones, más si estas tienen lugar en un entorno incierto, complejo y cambiante como el actual". "La prioridad de los directivos -señaló Alcaraz- debe ser la sostenibilidad presente y futura de las empresas a la vez que la contribución positiva a la sociedad".

El código aborda ámbitos como el cumplimiento de la legalidad, la diversidad y la conciliación, la sostenibilidad económica, social y ambiental y la integridad.

Según Jordi Canals, "la dirección de empresas exige una gran profesionalidad, una enorme capacidad de integración de objetivos en ocasiones contrapuestos, y una profunda sensibilidad hacia las personas y los grandes retos sociales de nuestro tiempo".

Para Adela Cortina, "el código ético de los directivos es una tarjeta de presentación en que exponen cuál es su misión, con qué valores y principios se comprometen, cómo quieren contribuir a crear una mejor sociedad". Cortina subrayó que "es un acto de comunicación responsable que genera confianza y reputación, porque los directivos se proponen abiertamente combinar la eficiencia económica con el impacto social positivo. Es lo que la sociedad necesita de ellos: la empresa presente y futura será social o no será".

En esta misma línea, Alberto Durán afirmó que "la empresa tiene el deber y el derecho de sentirse protagonista en la construcción de una sociedad mejor, más ética, más sostenible y más inclusiva".

"Ante el fallo de la política, la sociedad está volviendo la vista hacia la empresa, exigiendo a los directivos un comportamiento éticamente responsable", aseguró Antón Costas. "Es necesario cambiar la ética utilitarista, basada en la maximización del beneficio, por una nueva ética de las responsabilidades", continuó Costas.

"La AED da cuerpo al código deontológico de los directivos, explicitando los valores que nunca deben perder de vista, dada su influencia y su responsabilidad ineludible ante el conjunto de la sociedad", explicó Isidro Fainé.

En opinión de Rosa García, "en el siglo XXI todos los directivos deberán comportarse cumpliendo los más altos estándares éticos si quieren permanecer en el mercado".

Por su parte, Antonio Garrigues destacó: "Hay que convencer al mundo empresarial de que la conducta ética es la única que garantiza la sostenibilidad y la rentabilidad de las empresas. Sin ética no hay futuro y con ella se refuerza la validez de un modelo económico que está ahora en cuestión".

Este código es "un esfuerzo colectivo al servicio del buen gobierno", considera Miquel Roca. Finalmente, Xavier Brossa, coordinador de la comisión, señaló que "hemos de ser capaces de ejercer un liderazgo responsable que permita no solo optimizar la aplicación de las tecnologías que impulsan la Cuarta Revolución Industrial, sino también integrar positivamente a los empleados y al resto de 'stakeholders' en esta transformación".