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JAIME MAYOR OREJA | Exministro, impulsor de la plataforma cultural "One of Us"

"Hemos hecho del dinero nuestro principal referente, es el fracaso de una generación"

"Europa sufre una crisis de civilización fruto de la comodidad y de la decadencia moral; nos hemos olvidado de cómo vivían nuestros abuelos"

Jaime Mayor Oreja. IRMA COLLÍN

Jaime Mayor Oreja (San Sebastián, 1951), Ministro del Interior durante los primeros años de gobierno de José María Aznar, es el impulsor de la plataforma cultural "One of Us", una iniciativa de vocación paneuropea que emana de la federación "One of Us" y que se proyecta como una reunión de intelectuales con el denominador común de la defensa de la vida y de los valores propios de Europa. "No es sólo una iniciativa en favor de la natalidad o la vida", precisa Mayor Oreja, "es fundamentalmente la unión de organizaciones y pensadores europeos que tienen un mismo concepto de la dignidad humana, de la humanidad y de la naturaleza de la persona, para que estén presentes en el debate que vamos a tener en Europa ante un estado, al que hemos llegado, de una cierta crisis de la civilización. Una plataforma que se hace sobre la base fundamental de la razón".

- ¿Por qué han decidido evolucionar la federación hacia una plataforma cultural?

-Todo arranca del diagnóstico que hacemos de la crisis: no es una crisis política, no es económica, no es financiera, sino que tiene otro carácter. Es una crisis cultural, de civilización, una crisis de la verdad de la conciencia, de las actitudes personales ante la vida. En definitiva, es una crisis moral, de la persona, que no se detiene en función del gobierno que tienen los europeos. La crisis no es política, es algo distinto. Es una crisis que está dentro de nosotros y que ha llegado a convertirse en una crisis del hombre público. Esta iniciativa arranca de la necesidad de que haya un grupo de intelectuales y pensadores que vaya a la raíz de la crisis.

- ¿Cuáles serían los síntomas más visibles de esa crisis?

-La expresión de la crisis es el extremo desorden que vivimos. Hemos ido rompiendo un orden, que teníamos y que aportaba unas referencias permanentes que hemos ido abandonando: la familia, la dignidad de la persona, respetar la naturaleza humana desde la concepción hasta la muerte... Hemos roto un orden y hemos llegado a un desorden. Esa es la explicación de fondo.

- ¿Cómo hemos llegado a esta situación?

-Son los efectos de la comodidad. Nos hemos olvidado de cómo vivían nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos. Hemos creído que todo lo que tenemos era lo lógico, lo normal. Evidentemente, eso nos ha hecho olvidarnos de la sociedad que vamos a dejar detrás de nosotros. Hemos hecho del dinero nuestro principal referente, por eso hemos vivido al día, que significa vivir por encima de nuestras posibilidades. En nuestra generación ha habido avances significativos en el bienestar, pero en este ámbito hay un cierto fracaso. Cuestiones como la crisis de la familia y la dignidad de la persona o el desarrollo del aborto, la gente cree que es la modernidad, cuando son síntomas de la decadencia moral de una sociedad. Es el fracaso de una generación.

- ¿Juegan algún papel las redes sociales en esta crisis?

-Las redes sociales son irreversibles. Pero hay que discernir lo que son tiempos nuevos de las expresiones de crisis o de decadencia. Las nuevas redes son fundamentales; ahora bien, tienen el riesgo de que la gente no reflexione, de que no dedique tiempo a la reflexión. Son buenas en la medida de que no te quiten tiempo para pensar. Pero no todo lo nuevo es bueno: por mucho que me repitan que la posición de algunos sobre el aborto es "una antigualla", el debate sobre el aborto no es un tema del pasado: es un gran tema del siglo XXI y lo va a seguir siendo.

- Pablo Casado ha reabierto el debate planteando un retorno a la Ley de supuestos de 1985. ¿Cuál sería para usted la mejor regulación?

-Lo dejamos muy claro: nosotros estamos en la prepolítica, en el ámbito de los principios. Lo que planteamos es si el aborto es legítimo o no, aunque haya una ley. ¿Es legítimo matar a un ser que va a nacer? ¿Es ético, es moral, es moderno? Si eres capaz de matar a un embrión, supongamos, con ocho meses, ¿por qué no un mes después? Esto es lo que persigue la plataforma: planteárselo desde el punto de vista prepolítico. Antes de la política, de la ley del aborto, está lo que el derecho romano nos enseñó: principios y valores, algo que está en desuso.

- Entonces, ¿no sería admisible bajo ninguna circunstancia?

-Lo importante es entender que no hay una colisión de dos derechos, del derecho de la madre a decidir sobre la vida de su hijo y del derecho del niño a vivir. Colisionan, en mi opinión, el derecho de un niño que va a nacer y la obligación de una madre que va a tener a ese niño. Lo que no podemos es hacer una norma sobre los casos límite, sobre el supuesto de una mujer, pongamos por ejemplo, que es víctima de una violación múltiple y tiene una discapacidad. Tenemos que legislar sobre lo general, no sobre lo específico, porque estaríamos distorsionando la norma.

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