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IGNACIO GUZMÁN SANGUINETTI | Gestor cultural, premio de COFAE

"La evolución del teatro para la infancia ha sido asombrosa y ya refleja todo tipo de historias"

"La sociedad civil tiene que exigir más recursos financieros y humanos para la cultura, en general, y para las artes escénicas, en particular"

Ignacio Guzmán Sanguinetti, ayer, en Gijón, antes de recibir el premio. M. LEÓN

Ha trabajado veintiocho años en el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), donde se ha jubilado hace poco. Madrileño de 1953, Ignacio Guzmán Sanguinetti recibió ayer en la Feria Europea de Artes Escénicas para Niños y Niñas (Feten), en Gijón, el premio a toda una trayectoria que concede la Coordinadora de Ferias de Artes Escénicas del Estado Español (COFAE). Un premio a alguien que ha estado siempre entre bambalinas, como suele decirse, pero alentando el desarrollo -desde los años de los grandes eventos culturales españoles- de un sector golpeado por la crisis.

-Supongo que este galardón tendrá un significado especial para usted...

-Es un enorme honor, pero ha sido sobre todo una enorme sorpresa. ¿Sabe por qué? Pues porque los gestores no estamos acostumbrados a que se nos reconozca nuestra labor. Hacemos un trabajo discreto, detrás, procurando que haya recursos para que las cosas funcionen. Una labor necesaria, pero que no se ve. Lo normal es que los premios se concedan a la parte artística. Luego, reflexionas y te das cuenta de que llevas un montón de años yendo a ferias y organizando la presencia del Ministerio de Cultura en esas citas.

-Apelo a esa experiencia y a sus conocimientos del sector, ¿qué tal salud tiene el teatro español?

-Ha habido épocas con grandes objetivos de la nación, como fueron los años de las Olimpiadas. Cuando hay grandes objetivos, hay más recursos y mayor dedicación. Como el resto del país, el teatro ha padecido todos los problemas de la crisis. Para la cultura, el asunto del IVA fue terrible, con un impacto salvaje: retrajo mucha financiación. La sociedad civil tiene que exigir más recursos financieros y humanos para la cultura, en general, y para lar artes escénicas, en particular.

-¿El teatro se ha recuperado tras la bajada del IVA?

-Se va recuperando, pero con una enorme lentitud. Igual que la misma sociedad. Poco a poco el público vuelve y las instituciones, también poco a poco, van recuperando una parte de los presupuestos perdidos. Todo de manera lenta. En el 2008 llegué a barajar unos cien proyectos y administraba unos catorce o quince millones de euros. En un par de años, aquel dinero bajó a cuatro o cinco millones. Hubo una caída de diez millones que no se han vuelto a recuperar. Y hablo de una cosa pequeña, que ejerce un gestor. El capital financiero se redujo a una tercera parte. Y hemos visto pasar los años sin recuperar aquellas cifras de antes de la crisis.

-¿Y la calidad de los espectáculos?

-Generalizar es difícil. La capacidad artística de las gentes sigue siendo maravillosa, extraordinaria. Pero si está condicionada por la financiación, o por el mercado que te limita la ambición, pues tienes que obligarte a trabajar con pequeños o medianos espectáculos. En el plano artístico, creativo, no hubo crisis; la gente sigue trabajando maravillosamente, aunque no puede emprender proyectos de un determinado tamaño.

-Usted tiene un conocimiento estrecho de las ferias y certámenes teatrales españoles. ¿Qué lugar ocupa ahí Feten?

-Es la más importante de las ferias de teatro para niños y jóvenes, sin lugar a dudas. Tiene una capacidad enorme de organización y vienen programadores de toda España y del extranjero. Se pueden ver, además, grandes espectáculos. Hay muchos programadores que contratan los que ven en Feten. Poder venir a Feten es un auténtico privilegio para las compañías. Es una feria muy importante. Para mí, ha sido siempre una cita especial: se forman ciudadanos a través de las artes escénicas.

-¿Cómo ha ido evolucionando ese teatro para la infancia, para la familia?

-Ha sido asombrosa. Se ha pasado de un teatro que se consideraba un género menor, algo casi de aficionados, en el sentido de que las compañías estaban poco profesionalizadas. No tenían una dedicación exclusiva porque se les contrataba poco. Pero todo eso ha cambiado. Las empresas y las compañías se han interesado por ver lo que se hacía en otros países. Así que ha ido creciendo e incorporando a la escena los problemas de las familias, del día a día, de la sociedad... El teatro de los niños ya refleja todos los problemas e historias que interesan a cualquier persona. También ha habido un cambio técnico, y con actores cada vez más profesionales; los montajes son cada vez más ambiciosos y con una gran relación con las artes plásticas, con la música... Se ha convertido en un micromundo. Probablemente su evolución es una de las más importantes que ha habido en las artes escénicas españolas.

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