La cumbre que el Papa Francisco ha organizado desde mañana jueves al domingo, con las Conferencias Episcopales de todo el mundo, para atajar el grave problema de los abusos sexuales dentro de la Iglesia, tuvo ayer uno de sus primeros frutos. Las congregaciones y órdenes católicas masculinas y femeninas de toda la Iglesia católica emitieron un comunicado conjunto en el que prometen "hacer todo lo posible para escuchar mejor a los supervivientes" y poner en marcha las directivas que saldrán del encuentro.

Las asociaciones que agrupan a los Superioras y Superiores de todo el mundo católico reconocieron "humildemente que no siempre" han actuado correctamente en los casos de abusos. "Inclinamos nuestras cabezas con vergüenza al darnos cuenta de que este abuso ha tenido lugar en nuestras Congregaciones y Órdenes, y en nuestra Iglesia. Hemos aprendido que quienes abusan ocultan deliberadamente sus acciones y son manipuladores", escriben. Y añaden: "Nuestra vergüenza aumenta al constatar que no nos hemos dado cuenta de lo que estaba ocurriendo" y que "la respuesta de las personas en autoridad no ha sido la que debía haber sido. No han sabido ver las señales de alarma o no se las tomaron en serio".

Respecto a esta reunión, consideran que "un encuentro de tres días es un tiempo breve" pero puede servir para "iniciar importantes procesos y crear estructuras de rendición de cuentas, así como sostener los procesos y estructuras que ya existen". "Por nuestra parte, prometemos hacer todo lo que está en nuestras manos para escuchar mejor a los supervivientes, reconociendo humildemente que no siempre lo hemos hecho", añaden.

Para los responsables de las órdenes y congregaciones es necesario "una cultura diversa en la Iglesia y en nuestra sociedad en sentido amplio" en la que se promueva "que los niños sean considerados como un tesoro que hay que salvaguardar y proteger".

Admiten que el clericalismo que existe en sus centros "dio lugar a una lealtad injustificada, a errores en el juicio, a lentitud en el actuar, a negar los hechos y a veces a encubrirlos". "Nos sentimos necesitados de conversión y queremos cambiar. Queremos actuar con humildad. Queremos identificar nuestros puntos ciegos", añaden.

Al encuentro asistirán los presidentes de las conferencias episcopales y, por la española, estará el cardenal Ricardo Blázquez. Será un encuentro capital, tal y como ha subrayado Charles Scicluna, el arzobispo de Malta y hombre de confianza de Francisco para investigar los abusos de menores por parte del clero. Scicluna reconoce que en tres días "no se va a resolver el problema" pero "servirá a que se reconozca que los pastores tenemos una responsabilidad muy grande, tenemos que ser responsabilizados y no solo tomar conciencia de la gravedad de estos casos (de abusos) sino también del deber muy importante que tenemos para dar Justicia a las víctimas", asegura.

Scicluna regresó hace pocos meses al despacho de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio, como secretario adjunto por decisión del Papa Francisco y desde donde podrá seguir las causas que llegan sobre abusos. Todo un gesto de Francisco que ha querido dentro del Vaticano al implacable investigador de los abusos y encubrimientos del clero en Chile y de los crímenes cometidos por el fundador de los Legionarios de Cristo, el sacerdote mexicano ya fallecido Marcial Maciel. Este arzobispo subraya la importancia de la reciente expulsión del sacerdocio del excardenal y arzobispo emérito de Washington, Theodore McCarrick, pero admite que no basta.

"Ha llegado el tiempo de que pasemos de las normas, que ya existen, como la que prevé la denuncia de los obispos que muestren un comportamiento negligente, a hacer Justicia", señala el arzobispo.