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JUAN CUATRECASAS | Presidente de la asociación "Infancia Robada" y padre de una víctima

"Quiero hechos, las palabras y los perdones no me valen ya"

"En la Iglesia española y en la italiana imperan la omertà y el silencio castigador hacia las víctimas"

Cuatrecasas, ayer, en Roma. LNE

Juan Cuatrecasas es el presidente de la Asociación Infancia Robada y ha viajado a Roma con su hijo. El joven fue víctima de abusos sexuales en el colegio Gaztelueta, en Leioa (Vizcaya), gestionado por el Opus Dei de Bilbao y el hombre que cometió el delito, cuando era profesor del centro, fue condenado a 12 años de prisión después de que la curia hubiera archivado el caso.

- ¿Con qué expectativas llegan?

-Respecto a la iglesia española somos muy escépticos. Hemos sabido que, después de negarse a reunirse con nosotros, Blázquez se ha entrevistado con el abad de Montserrat. Siguen repitiendo que los abusos son un pecado, pero no hablan de delito. La Iglesia debe denunciar de oficio a los curas pederastas, establecer medidas de acompañamiento a las víctimas, terapias...

- ¿La Justicia no pude intervenir?

-Obligar a la Iglesia a hacer algo es casi un sacrilegio. Aunque no sea comparable, se quieren sacar los restos de Franco y sale el abad del Valle de los Caídos. España es un país de nacionalcatolicismo, no ha evolucionado.

- ¿Y en otros países?

-En México, Chile... la Iglesia ha hecho alguna declaración. España e Italia tienen iglesias en las que impera la omertà y el silencio castigador hacia las víctimas. Su deber es cuidar de los cristianos, pero sus víctimas son ninguneadas y maltratadas.

- ¿La actitud del Papa no les mueve al optimismo?

-El perdón está muy bien, pero podía haber estado en la primera reunión, y no ha pasado ni cinco minutos. La reunión ha sido para que se vea que la Iglesia atiende a la víctimas. Creemos que esto se va a quedar en más de lo mismo. Nadie ve una luz, ni esperanza.

- Hay una alta representación de habla hispana.

-Las asociaciones de habla hispana estamos en la misma red y eso sirve para hacernos más visibles, para que las víctima sepan que pueden denunciar, que estamos en primera línea, que intentamos que esto cambie. Estamos aquí con un esfuerzo titánico y sustentando el gasto de nuestros propios bolsillos.

- ¿Cómo están afrontando las víctimas esta cumbre?

-Yo estoy aquí con mi hijo. Una parte de su terapia ha sido estar en contacto con otras víctimas. Ésta es para él una forma de terapia, el facultativo que le atiende se lo ha permitido, no está en primera línea pero va a estar conmigo. Él no tiene ninguna confianza. Hay otras víctimas que se han alejado de la Iglesia, ya no creen ni en Dios.

- ¿Y su familia?

-Soy padre de una víctima, soy víctima indirecta, pero sigo manteniendo un punto de fe. Se que lo que le ha pasado a mi hijo no es obra de Dios ni de una minoría de la Iglesia crítica.

- ¿Con qué se daría por satisfecho al final de la cumbre?

-Quiero hechos, las palabras y los perdones no me valen ya.

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