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Desaparece parte de un sillar de la fachada de San Julián de los Prados

La iglesia prerrománica ovetense presenta daños, aparentemente por un impacto, en la base de uno de los contrafuertes de la parte trasera

El sillar dañado LNE

La iglesia prerrománica de San Julián de los Prados, en Oviedo, ha perdido parte de uno de los sillares que conforman su fachada posterior. Aparentemente, los daños son consecuencia de un golpe o de algún impacto, sin que sea posible a simple vista determinar cuál ha sido la causa y si se trata de un accidente o de una agresión intencionada.

Concretamente, la piedra dañada está en la base del contrafuerte izquierdo del testero de la iglesia, a ras de suelo, y lleva así al menos desde hace varios días. En las inmediaciones del edificio ya no queda rastro de los fragmentos que se desprendieron del sillar, y que quizás habrían podido ser reintegrados.

El lugar en el que está emplazada la piedra dañada está muy próximo al sendero abierto por la gente, entre la iglesia y la autopista, para atajar. El monumento ovetense, declarado junto al resto del prerrománico asturiano Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, fue objeto el pasado mes de diciembre de una revisión de su cubierta, una intervención que corre a cargo de la Consejería de Cultura del Principado y que se lleva a cabo sistemáticamente cada dos años. Durante el tiempo que duró la inspección -varios días- el entorno de San Julián permaneció vallado y los operarios utilizaron una grúa para acceder al tejado.

La iglesia de Santullano, expuesta permanentemente a la agresión del ruido y la contaminación del tráfico de la autopista, tiene pendiente la restauración de las pinturas murales de interior. Esa intervención había sido anunciada para este año y ha quedado en el aire, por la coyuntura política nacional.

Al frente de la restauración de las pinturas de Santullano estaba el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural de España (IPCE), un organismo que se inscribe dentro del Ministerio de Cultura y que, el año pasado, asumió la restauración de las pinturas de San Miguel de Lillo. Anteriormente se había ocupado del Arca Santa de la Catedral de Oviedo.

Las actuaciones del Ministerio de Cultura en San Julián se remontan al año 2012. Empezaron entonces un estudio microclimático y la documentación fotográfica. En 2013 también se hicieron registros con escáner láser de las capillas y del exterior. En 2016 se completaron los planos del edificio.

En marzo de 2017 se acabó el informe sobre las condiciones ambientales del edificio y el estudio previo de las pinturas murales de los ábsides acabó el pasado año.

El proyecto presupuestario que Pedro Sánchez había presentado en el Congreso para este ejercicio incluía una partida de 442.640 euros para el prerrománico, sin especificar el uso concreto que se le iba a dar. Ni el Ministerio ni la Consejería de Cultura aclararon en su día si una parte, o la totalidad de ese dinero, serviría para restaurar las pinturas.

El tesoro pictórico de Santullano fue descubierto a principios del siglo XX, durante unos trabajos de restauración que se llevaron a cabo en el edificio entre los años 1912 y 1917. Desde entonces, San Julian de los Prados ha sido objeto de inumerables intervenciones, y no todas ellas resultaron las más acertadas.

La iglesia sobrevive al paso de los siglos y al impacto que tiene en ella un entorno poco amable -humedad, vibraciones y contaminación atmosférica-. Los proyectos que se han ido sucediendo para soterrar o suavizar la entrada de la autopista en la ciudad de Oviedo han chocado siempre con la preservación del monumento, por las consecuencias que unas obras de la magnitud que se requieren y los movimientos de tierra tan próximas podrían tener en el monumento prerrománico.

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