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El Vaticano o la nueva Sodoma

El sociólogo francés Frèdèric Mertel vincula la homosexualidad entre el clero católico con el ocultamiento de los abusos a menores

Sin obviar su propia homosexualidad, declarada pública y abiertamente, el sociólogo francés Frédéric Martel lleva años indagando sobre el colectivo gay. Uno de sus primeros libros se titula "El rosa y el negro: homosexuales en Francia desde 1968", otro "La larga marcha de los gays" y así, un título tras otro, ha acabado en el Vaticano.

"Sodoma: poder y escándalo en el Vaticano" es su último libro, recién llegado a las librerías de media Europa -en España estará a la venta, editado por Roca, el 14 de marzo-. En él mezcla ensayo sociológico y reportaje periodístico y le saca las verguenzas a las altas jerarquías de la Iglesia católica, abriendo de par en par los armarios de las alcobas de San Pedro.

Martel, un intelectual de izquierdas bien conocido en Francia por ser el azote de Sarkozy, presenta el Vaticano, y la Iglesia en general, como un refugio para los homosexuales. En las páginas de Sodoma recoge las declaraciones de un cardenal que estima en un 80 por ciento el porcentaje de gays en la curia romana. Los homosexuales, para Martel, acuden a la Iglesia como víctimas y acaban, en algunos casos y a fuerza de reprimir su naturaleza, como depredadores. No siempre, deja bien claro, porque algunos viven en absoluta castidad -como requieren los votos sacerdotales, por otro lado- y otros se convierten en acérrimos homófobos. Mertel opina que cuanto más alto alza la voz un obispo contra la homosexualidad más probable es que él mismo sea gay.

Más allá de las cifras y de los detalles escabrosos, lo que Martel expone en su libro es que la elevada presencia de homosexuales en la Iglesia católica determina su doctrina. Por ejemplo, en su obstinada oposición a los métodos anticonceptivos o al preservativo. O en el ocultamiento de los abusos a menores, porque en opinión del sociólogo al esconder esos hechos muchos prelados pretenden evitar una investigación de mayor calado por miedo a que se desvele su propia homosexualidad. Martel explica así la estrategia del ocultamiento, que tanto daño hace a la Iglesia y que, al menos hasta ahora, ha dirigido su actuación en los casos de pederastia.

Martel asegura que su intención no es hacer "outing", y que no da más nombres que los que ya conoce la opinión pública, pero deja caer que más de uno se ha sentado en el trono de Pedro. Hay quien dice que Francisco I es "un Papa entre lobos"; Martel corrige: "Es un Papa entre locas".

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