La cumbre vaticana contra la pederastia acabó ayer con la promesa del Papa Francisco de que la Iglesia "no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido" abusos de tipo sexual y que "nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso". Para las víctimas el tan esperado pronunciamiento final del Papa ha resultado, como poco, "tibio". El portavoz de la Asociación Infancia Robada, Miguel Ángel Hurtado, se mostró especialmente decepcionado y llegó a decir que "el discurso del Papa ha sido una bofetada".

El Papa, que comparó los abusos sexuales en el seno de la Iglesia con "los sacrificios humanos de las religiones paganas" y que dijo ver en ellos la mano de Satán, manifestó que "la plaga" de la pederastia "es universal y transversal", aunque admitió que eso "no disminuye la monstruosidad" de lo ocurrido dentro de la Iglesia.

Uno de los organizadores del encuentro antipederastia, el sacerdote Federico Lombardi, anunció un nuevo documento del Papa sobre protección de menores y un "manual de instrucciones" para obispos. Ambos textos serán presentados, como máximo, en un par de meses. La Congregación de la Doctrina de la Fe publicará "un vademecum que ayudará los obispos del mundo a comprender claramente sus deberes y sus obligaciones" cuando se encuentren con un caso de pederastia. El arzobispo de Malta, Charles Scicluna, secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y uno de los organizadores de la cumbre, ha aclarado que no será "una enciclopedia", sino un compendio de reglas "muy simple y breve".

Lombardi ha adelantado también que e Papa tiene la intención de favorecer "la creación de equipos de trabajo de personas competentes que ayuden a las Conferencias Episcopales y las diócesis en dificultad" para afrontar los casos de abuso sexual.

Scicluna también se refirió a la posibilidad de debatir sobre la reforma del secreto pontificio, como ha pedido las víctimas, al considerar que no es necesario en los casos de abusos sexuales.