Marcie Tadman, una niña de dos años que vivía con su familia en Bath (Inglaterra), fue llevada al Royal United Hospital la noche del 2 de diciembre del 2017 a causa de una repetida tos que sufría desde hace unas semanas. La mañana de ese mismo día, su padre, James Tadman, había llamado a los servicios de emergencia a causa de esto, quienes le aconsejaron visitar cuanto antes a un doctor.

Esa misma noche Marcie no dejó de toser en ningún momento, lo cual alertó a Tadman, quien se levantó para acercarse a ver cómo estaba. A las 3.30 de la noche, ante la ausencia de señales de mejora, la llevó al hospital a causa de sus problemas respiratorios. "Un enfermero me dijo que se trataba de una simple infección en las vías respiratorias, posiblemente neumonía, y que con unos antibióticos estaría mejor", afirmó Tadman.

A la mañana siguiente, la tía de Marcie, Rachael Le Huray, fue a visitarla al hospital y alertó a los demás de que las alarmas de su monitor no dejaban de encenderse continuamente: "No te preocupes, se pondrá bien" fueron las palabras que Tadman le dedicó antes de irse, pero el estado de la niña continuó empeorando en todo momento. Nadie parecía compartir la preocupación de su padre hasta que uno de los enfermeros ordenó transferirla a la unidad de cuidados intensivos. "Le expliqué a Marcie que todo estaba bien y que iban a llevarla a una habitación diferente; ella se giró y me dijo 'vale papá' mirándome directamente a los ojos", explicó su padre. En ese mismo instante, el cuerpo de Marcie pareció colapsar a causa de un paro cardíaco ante la mirada atónita de la enfermera, que no había previsto tal situación.

Durante la hora y media siguiente, los médicos del hospital intentaron resucitarla, instantes que el padre de la niña calificó como "el peor momento de su vida". La niña falleció poco antes de las 6 de la mañana el 5 de diciembre de 2017, dos días después de que su padre la hubiese llevado al hospital.

Un examen post-mortem reveló que Marcie había fallecido de una infección causada por un estreptococo beta-hemolítico del grupo A, capaz de originar enfermedades como faringitis bacteriana, otitis media o infecciones en la piel, entre otras. El doctor Claire Verey, quien examinó a Marcie poco después de ser admitida en el hospital, admitió no haberle aplicado el test médico para descartar un posible caso de sepsis: "Mi diagnóstico estaba basado únicamente en la Marcie que tenía delante, y en mi mente, Marcie Tadman era una niña enferma; recogí todas las observaciones sobre neumonía, esa es mi única explicación de no haber realizado todos los tests sobre sepsis; todo apuntaba a que era un caso de neumonía".

El doctor Verey afirmó ante la Corte de Avon Coroner en Inglaterra que si hubiesen realizado los exámenes de sepsis en Marcie, le habrían proporcionado los antibióticos con mayor antelación, como dicta la normativa médica en estos casos. "Por tanto, antes de llevar a cabo unos tests, utilicé mi propio juicio tras observar a Marcie, y quizá ese es el motivo por el que no recibió el tratamiento adecuado", concluyó.