La mancha de los abusos sexuales a menores en la Iglesia ha llegado hasta Gijón. Lo ha hecho a través de un jesuita contra el que existe una denuncia presentada desde el mes de enero por un supuesto caso de abuso cometido durante su etapa en el colegio de la Inmaculada, en el que desempeñó las labores de profesor de Religión y de coordinador de pastoral entre 2005 y 2008 en diferentes cursos de la ESO. Ahora, tras la denuncia presentada por la supuesta víctima, el jesuita, que ejercía en un colegio de la Compañía en Logroño, se encuentra recluido en la Casa de Ejercicios de Villagarcía de Campos, en Valladolid, mientras se esclarecen los hechos, tanto por la vía judicial como por la eclesiástica.

La denuncia contra el sacerdote se presentó en base a un caso ocurrido hace al menos diez años. Fue en 2008 cuando el religioso Jorge Enríquez Muñoz abandonó el colegio de la Inmaculada para continuar su formación jesuita en Latinoamérica.

Una vez conocida la denuncia, desde la Compañía, y de forma inmediata, se siguió el protocolo establecido. Tal y como explican fuentes de la orden, "se trasladó al padre Jorge a Villagarcía, imponiéndole también algunas medidas cautelares como la de no tener contacto con menores". Cabe destacar que en la casa de Villagarcía están, principalmente, aquellos jesuitas que por cuestiones de edad o salud requieren mayores atenciones. "En esta situación tenemos que ser capaces de equilibrar la atención y la acogida a la presunta víctima, junto a la presunción de inocencia y el derecho de cualquier persona denunciada a defenderse", explican.

La Compañía de Jesús ha optado ahora por hacer público este procedimiento judicial contra Jorge Enríquez Muñoz al temer posibles filtraciones -la familia denunciante pidió la máxima discreción- y es por ello que ha remitido una carta a la directiva de los dos centros afectados, tanto el de Logroño como el de Gijón. También hay una misiva preparada para informar de todo lo ocurrido a la Asociación de Padres.

A unos y otros, la Compañía se compromete a mantenerlos informados, en la medida de lo posible, del proceso. Por el momento, abogan por pedir "respeto y colaboración con los procedimientos canónicos y judiciales", instando a todos a participar en que las instituciones jesuíticas se conviertan "en entornos protegidos y seguros para cualquier menor o persona vulnerable". De hecho, los Jesuitas apuestan por "la transparencia y la tolerancia cero" con estos casos.

Grupos de escucha

Grupos de escuchaPrueba de ello son las comisiones de escucha que desde hace años han implantado en varios centros -se extenderán pronto por todo el país- "para que todo el que quiera denunciar que ha sido víctima de abuso o que conoce algún caso o sepa cualquier cosa nos permita saber qué ha pasado en nuestros centros", aseguran responsables de la Compañía para estos temas.