Pocos son los que ponen en duda que la moda es arte. Y más al observar la cantidad de disciplinas artísticas que conviven debajo de ese enorme paraguas que es la moda desde sus orígenes. Pero, entre todas ellas, hay una que crece a un ritmo imparable: la ilustración. Por eso, la visita a la exposición “#FinaEstampa”, abierta al público hasta el 19 de mayo, en el Museo ABC de Madrid; es una obligación para todo el que tenga interés en la moda o, simplemente, desee recibir una inyección de belleza a través de sus pupilas. Esta muestra reúne por primera vez los trabajos de 22 ilustradores, unos emergentes y otros ya nombres consagrados en la industria, para elaborar una radiografía real, delicada, profunda y actual de esta disciplina artística en auge.

Atrás quedan los tiempos en los que la fotografía era la única herramienta para mostrar una colección, el trabajo de un diseñador, una tendencia, un desfile o la historia de una firma. La moda ha confiado siempre en los trazos de los ilustradores para mostrar su lado más artístico, más vivo, más vibrante, más colorido o más oscuro. Pero, ahora, también es el público el que alaba el trabajo de estos artistas. Diarios, revistas especializadas, casas históricas de moda, firmas de reciente creación… todos destinan cada vez más espacio a estos diseños únicos. Y, en esta exposición, se pueden ver algunas de estas joyas creadas en este siglo y que ya ocupan un sitio privilegiado en la historia de la moda. Es el caso de los óleos llenos de detalles, color, escenas costumbristas y una visión de la moda basada en la belleza realizados por la joven canadiense Laura Gulshani. Chanel, Celine, Missoni, Miu Miu, Burberry o Delpozo son algunas de las firmas que han confiado en su trabajo. Con un efecto más desenfadado, a modo de trazos sueltos, incluso un poco hípster, ha conquistado el estadounidense Richard Haines a casas como Prada, Dies van Noten o J. Crew. Con el negro como protagonista y la perfección como camino a seguir, surgen los trabajos del parisino Jean-Phillippe Delhomme, un narrador de instantáneas con gouache y lápices de colores que ha conquistado a casas históricas como Valentino, Yves Saint Laurent o Margiela y a huracanes actuales como Vetements.

Merecen especial atención los retratos de tinta cargaos de emoción, expresión y oscuridad firmados por el británico Gill Button; y los delicados collage y retratos hiperrealistas con grafito y lápiz de color realizados por Richard Kilroy. Entre las voces más innovadoras, incluso “outsiders”, de la ilustración de moda destaca Rosie McGuinnes, que ha conquistado a Dior. Entre las que mejor reflejan el movimiento y volúmenes con la acuarela, se sitúa Amelie Hegardt. Los que mejor manejan el baile de máscaras, de hacer aparentemente sencillo lo más complejo, y con una dosis de belleza suprema, son el español Ricardo Fumanal y el uruguayo Jordi Labanda. Y, bajo el pseudónimo de Unskilled Worker (trabajadora no cualificada) se esconde la británica Helen Downie, que saca a relucir los mensajes más oscuros de la moda a través de la unión de figuras ingenuas y de crear auténticos muros de inspiración en cada uno de sus trabajos. Una oscuridad que contrasta con las cajas de luz de Inés Maestre, un reflejo de la sociedad actual sin trampa ni cartón.

Sin duda, esta muestra es una toma de contacto de lo más completa con una disciplina artística que no ha hecho más que empezar a escribir -o más bien ilustrar- su historia.