El periodista Felipe Escudero, jefe de prensa de la Fundación Princesa de Asturias (entonces Príncipe de Asturias) en la época del gran despegue internacional de la institución, falleció ayer en Oviedo a consecuencia de un carcinoma. Escudero, que comenzó su trayectoria profesional en LA NUEVA ESPAÑA, tenía 55 años y llevaba más de tres décadas luchando, con éxito, contra el virus del sida. Una lucha que él mismo relata en una carta, remitida a este periódico para ser publicada de manera póstuma, en la que repasa su trayectoria vital y profesional y transmite un mensaje de optimismo a sus amigos y familiares.

"He vivido bien, lo reconozco, y he disfrutado de una vida quizá envidiable para algunos, y no tanto para otros, es verdad. Pero he sido feliz. Muy feliz. Aunque haya tenido altibajos, siempre me recuperé cuando fue necesario y... así hasta el final", sostiene en ese escrito, que se puede leer de forma íntegra en la edición digital de LA NUEVA ESPAÑA.

Nacido en Menorca en 1963, Escudero se trasladó en su juventud a Asturias, y estudió en el colegio Meres. Se licenció en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Eran los años de la Movida, y el joven Felipe Escudero los vivió con intensidad: "Era DJ en un bar gay, La Viznaga, y después en el Blanco y Negro y otros. Estudiaba Periodismo y... salía mucho. Salía todo lo posible. Salir de Oviedo había sido un milagro largo tiempo anhelado. Y en esa época de fiestas llegaron también los muertos de sida, los tratamientos... Tenía veintipocos años de edad cuando me lo diagnosticaron, entonces sinónimo (de) muerte por sida", relata Escudero en ese testamento vital.

Su pareja de entonces, Javi González, siguió a su lado durante ese trance. "Fuimos felices. Aunque es verdad que nos refugiamos con facilidad en el alcohol y las drogas. Yo acepté ponerme a tratamiento en 1991, con el doctor Victoriano Cárcaba, uno de esos pocos médicos no solo buen profesional, sino sanos, sinceros y valientes que me encontré en mi vida", escribe Escudero. González también tenía el virus, pero se resistió a sumarse al tratamiento hasta 1995. Fallecería un año después, en julio de 1996.

Entre esos años finales de la década de los ochenta y los primeros noventa, Escudero residió una época en Nueva York, donde trabó amistad con el pintor Juan Botas, que falleció de sida en 1992. Un año antes, Felipe Escudero había sido fichado por Graciano García como jefe de prensa de la Fundación Príncipe de Asturias. "Fue un jefe de prensa maravilloso", relata García, "una persona que hablaba idiomas, que conocía el mundo. Tenía una gran capacidad de trabajo, era muy inteligente, muy intuitivo y muy entusiasta. Felipe se comprometía con ilusión, era un trabajador ejemplar. Después enfermó y eso provocó que tuviera menos continuidad en el trabajo, pero era por la enfermedad. Tengo de él el mejor de los recuerdos, como compañero y como profesional. Estoy muy entristecido por su muerte".

El vínculo de Felipe Escudero con la Fundación Príncipe de Asturias se prolongó hasta 2004. Unos años en los que era el responsable de la imagen de la entidad, en un momento en el que se produjo el gran despegue internacional de la institución. Tras dejar la Fundación Príncipe de Asturias, Felipe Escudero siguió trabajando en los medios como profesional independiente y ya en sus últimos años al frente de su propia agencia de comunicación, asociado con Leticia Sánchez Ruiz: Comunicación Escudero. En paralelo, fundó o colaboró en locales hosteleros como el Café Bar G y el popular Naguar, ambos en Oviedo.

Su salud se resintió a partir de 2014, cuando se rompió la cadera. "Me hundió más de lo que os podáis imaginar. Dejé de escribir, de proyectar cosas... Dejé de soñar. Y eso fue lo peor, dejar de soñar", relata Escudero, que logró mantener controlado el virus del sida durante más de treinta años. En 2018 a Escudero le fue detectado un carcinoma que se extendió en pocos meses. Su último mensaje, no obstante, fue de un optimismo irreductible: "Sed felices y disfrutad. Es ley de vida".