La percepción de la obra del arquitecto Joaquín Vaquero Palacios tras la exposición que le dedicó el ICO en Madrid el año pasado empieza a ser, por fin, realmente acorde con su valor. Es cada vez más frecuente que los expertos vengan a disfrutar de este patrimonio industrial, artístico e ingenieril.

El año pasado estuvieron en Asturias los alumnos del máster en Proyectos Arquitectónicos Avanzados de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid -con el profesor Jacobo García-Germán, que este año es finalista de los premios "FAD" de Arquitectura- y también visitó la región con esta finalidad alumnos de la Universidad de Mendrisio (Suiza) de la mano del profesor José María Sánchez García, que nos obsequió con una conferencia en el Colegio de Arquitectos.

Los pasados lunes 11 y martes 12, un grupo de dieciocho personas, entre profesores y alumnos, visitaron las centrales de Aboño, Veriña y Grandas de Salime, proyectadas por Vaquero. Los visitantes pertenecían al máster científico en Diseño de Arquitectura Avanzada de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Dirige el máster el catedrático Juan Herreros -que aunque nació en El Escorial no debemos confundir con Juan de Herrera- y vino también el profesor Jesse McCormick. Los alumnos provenían de China, Corea, Alemania, México, Chile, Argentina y, por supuesto, Estados Unidos. Hace unos meses se expuso en Gijón la magnífica obra gráfica de Vaquero en la ciudad de Nueva York, sus tintas negras, y ahora parece que le devuelven la visita.

Juan Herreros, el profesor que trajo a la visita americana, es el autor del proyecto del Museo de Munch que se está realizando en Oslo, ha proyectado el gran edificio Ágora-Bogotá, construye en Francia, Corea... y desde hace muchos años es un enamorado de la obra de Vaquero. El mundo, que es muy grande, es muy pequeño para él y siempre trata de volver a nuestra tierra para disfrutar de Vaquero.

No se imaginan el deslumbramiento que en los alumnos de la Universidad de Columbia produjo el recorrer estas centrales. Aprovecharon también la ocasión, utilizando las guías de arquitectura moderna facilitadas por el Ayuntamiento de Oviedo, para ver la obra de los Somolinos o Castelao. La Facultad de Geológicas y la de Medicina de este último les resultaron, cómo no, realmente impresionantes. También recorrieron el casco antiguo de Oviedo y Cimadevilla, en Gijón, hasta el "Elogio del Horizonte", visitando la reconstrucción de la muralla romana que Paco Pol y Nanclares llevaron a cabo. Menos suerte tuvieron en el Naranco. San Miguel de Liño se está restaurando y, por tanto, no se puede visitar por dentro. A Santa María le han colgado en el interior unos pendones explicando lo qué se está haciendo en San Miguel, con lo cual tampoco se puede disfrutar.

LA NUEVA ESPAÑA publicaba hace años (2001) la anécdota de una visita a la central de Salime de tres ingenieros japoneses, Ehiro Takeda, Gara Ioda y Motoo Inumaru. Visitaron el salto de Salime en el año 1959, tomando más de seiscientas fotos de lo construido y de los planos. Cuatro años después, en 1963, felicitaron las Navidades a los ingenieros asturianos que los habían recibido (Pereda, Colmenero y Fernandez-Pello) con una foto de una réplica casi exacta en Japón de la central de Vaquero. ¡En fin, que quizá tengamos algo aquí que enseñar al mundo!

Y es que debemos de empezar a difundir una riqueza patrimonial, arquitectónica (y también industrial) extraordinaria que, acostumbrados a ella, nunca miramos con los ojos de sorpresa y asombro de estos visitantes. Al igual que Clifford, Parcerisa y tantos viajeros del siglo XIX se deslumbraban con el Prerrománico, éstos ahora, con móviles y cámaras fotográficas, recogen y llevan también en su memoria este reciente patrimonio. Que no se diga que nosotros mismos no lo conocemos y admiramos con la pasión que el foráneo nos muestra.