El pasado 24 de marzo, Peter Graham, de 31 años de edad, había decidido llevar a su hija Eva a una conocida cadena de comida rápida de Southport, en Liverpool. Lo que había comenzado como una simple excursión familiar terminó por convertirse en una pesadilla para este padre, que, durante un instante, temió por el peligro que corría la vida de su hija.

En el interior del menú que había pedido, encontró cinco unidades de pastillas blancas mezcladas entre el resto del contenido de la bolsa. Graham afirma haber apartado rápidamente el menú, segundos antes de introducir sus manos en la boca y garganta de su hija para comprobar si había ingerido alguna gragea. “Tan pronto como lo vi, cogí a mi hija y coloqué mis dedos en su boca. Es la experiencia más horrible que he tenido en mi vida. Cuando se lo pedí, ella abrió la boca, pero no le gustó que introdujese mis manos en ella”, afirmó a Liverpool Echo.

Graham procedió entonces a tirar la bolsa en la basura y dirigirse al staff del establecimiento para pedir explicaciones. “La actitud del hombre que estaba detrás del mostrador fue totalmente desagradable”, declaró. Sin embargo, el mánager tomó el control y tras llamar a su empleado, ambos procedieron a trocear las pastillas para comprobar si se trataba de algún tipo de edulcorantes. El padre asegura incluso haber puesto una de las grageas en su propia boca para asegurarse de ello.

La cadena de comida rápida se encargó de reembolsarle el dinero del menú y darle además un número de referencia para realizar la queja oficialmente, pero no fue suficiente para calmar a un padre que durante unos minutos había temido seriamente por la vida de su hija: “No suelo llorar mucho, pero eso me hizo romper a llorar”, relató, todavía sin recuperarse del susto.

Esa misma tarde, unas horas después, Graham recibió una llamada telefónica del mánager de la cadena para disculparse personalmente e informarle de la investigación que se llevaría a cabo en las tiendas correspondientes a raíz de este suceso. Al día siguiente, también se puso en contacto con él otro mánager de la misma asociación. “Quizá he parecido estar muy enfadado, pero la situación me preocupaba enormemente”, aseguró.

Después de aclarar que siempre había sido un gran fan de esta cadena de comida rápida, afirmó que nunca más volvería a poner un pie en ninguno de sus establecimientos y que estos deberían cerrarse al menos durante un día completo para realizar las pruebas pertinentes de salud que asegurasen fehacientemente que el contenido de esos menús estaba en orden. “Siempre queremos que nuestros fans tengan la mejor experiencia posible, y eso es por lo que inmediatamente le ofrecimos otro menú; también hemos estado trabajando sobre el asunto con el grupo de trabajadores de ese restaurante para asegurarnos de que no volverá a pasar”, aseveró un portavoz de la cadena.